El intento de contrabando humano que recientemente dejó 53 migrantes muertos en Texas, el más mortífero de la historia de Estados Unidos, pone de manifiesto las limitaciones de la masiva operación de seguridad fronteriza del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott.
Luego de la tragedia, Abbott ordenó a los policías estatales que inspeccionen más camiones, expandiendo de nuevo una misión de seguridad fronteriza que ha costado miles de millones de dólares, le ha dado a la Guardia Nacional autoridad de arresto y ha enviado a migrantes en autobús a Washington, D.C.
Sin embargo, pasado un año desde que comenzaron, los planes de Abbott no han reducido el número de personas que cruzan la frontera.
A lo largo de la frontera de Texas, donde las autoridades dicen que comenzó la fatal travesía del tractocamión el lunes, las autoridades impidieron que migrantes cruzaran ilegalmente 523,000 veces entre enero y mayo, 417,000 más que el mismo período el año pasado. El número refleja cómo, en la frontera con México, los cruces están su nivel más alto en dos décadas o cerca.