ANAHEIM, California
En un discurso a veces oscuro y profano, Donald Trump intentó el viernes ganarse a los republicanos en California con quejas de que las personas ricas en Beverly Hills huelen mal porque les niegan el agua, repitiendo mentiras de que hubo fraude electoral generalizado y pidiendo a la policía disparar contra quienes roben tiendas.
Aunque muchas de sus declaraciones en la convención del Partido Republicano de California en Anaheim eran críticas y reclamos ya conocidos, su exhorto de tomar acciones violentas contra los delincuentes marcó una escalada en su añejo mensaje de mano dura contra el crimen.
“Detendremos de inmediato todo el pillaje y los robos. Muy simple: quien robe una tienda puede esperar que le disparen cuando salga del establecimiento”, dijo en medio de un estruendoso aplauso. “¡Que le disparen”, agregó para poner énfasis.
Trump es uno de varios aspirantes presidenciales republicanos que asistirán al evento en este baluarte demócrata. Aunque cualquiera de ellos tendría pocas posibilidades de derrotar al presidente Joe Biden aquí en unas elecciones generales, California tendrá un papel crucial en la lista de estados que serán escenario de las llamadas primarias del Supermartes del 5 de marzo.
Con 159 delegados en disputa, una victoria en California acercaría a cualquier aspirante republicano a la nominación presidencial de su partido. Y un reciente cambio a una disposición podría dar la ventaja a Trump, que a la fecha domina el proceso interno republicano. Si consigue más del 50% de los votos, obtendría todos los delegados del estado.
De acuerdo con una encuesta del Instituto de Política Pública de California difundida el miércoles pero efectuada a finales de agosto y principios de septiembre, Trump tiene el apoyo de casi la mitad de los posibles votantes que participen en las primarias republicanas. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, está en un segundo lugar muy distante con 14% y el resto de los contrincantes tienen menos de 10%.
Las declaraciones de Trump del viernes ponen de relieve una cuestión central en torno a sus esfuerzos para regresar a la presidencia. Aunque su demagogia le funciona bien entre la base republicana, está en duda que sea atractiva entre el conjunto más amplio de electores necesarios para ganar unos comicios generales.
Sus declaraciones sobre la delincuencia, por ejemplo, fueron particularmente agudas. En el pasado, Trump ha propuesto abrir fuego contra los migrantes para impedirles cruzar la frontera. En su libro y en entrevistas, el exsecretario de Defensa Mark Esper afirmó que Trump le consultó sobre disparar contra manifestantes durante las protestas por la muerte de George Floyd. También ha propuesto la pena de muerte para los narcotraficantes, los contrabandistas de personas y cualquier persona condenada por matar a un agente de policía.
Durante su primer año en el cargo, Trump aconsejó a la policía que fuera más dura en su trato con los sospechosos detenidos, y le dijo a los reclutas que no fueran “demasiado amables”.
“En cuestión de minutos se correrá la voz de que te disparan y nuestra nación, en un día, será un lugar completamente diferente”, dijo Trump el viernes. “Debe haber castigo por el robo y la destrucción y la ruina de nuestro país”.