Un año después de que un jurado investigador en Georgia acusó a Donald Trump y a otros de tratar de revertir ilegalmente el resultado de las elecciones de 2020 en el estado, el caso se encuentra estancado y no hay posibilidad de que vaya a juicio antes de fines de año.
Cuando la fiscal del condado Fulton, Fani Willis, logró la imputación, hace un año el jueves, era ese el cuarto caso y el más amplio de todos los iniciados contra el expresidente. Trump perdió en Georgia por estrecho margen ante el demócrata Joe Biden, y Willis usó la ley de Georgia contra el crimen organizado para acusar a Trump y a otras 18 personas de participar en una trama para vulnerar la voluntad de los votantes del estado.
El equipo de Willis se anotó algunos triunfos temprano, pero unos explosivos alegatos por uno de los acusados a inicios de año han provocado demoras y podrían incluso torpedear toda la causa.
La imputación, de casi 100 páginas, incluye 41 cargos penales contra Trump y otras 18 personas, entre ellas quien fuera su jefe de despacho, Mark Meadows, el exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, y la abogada conservadora Sidney Powell.
Todos fueron acusados de violar la ley del estado contra el crimen organizado y la imputación menciona 161 supuestos actos que fundamentan esa acusación. La narrativa expuesta por los fiscales establece que múltiples personas cometieron delitos separados para cumplir un objetivo común: el de revertir la derrota electoral de Trump.
La causa incluye una llamada telefónica hecha el 2 de enero de 2021 entre Trump y el secretario de gobierno de Georgia, Brad Raffensperger, en la que Trump le pide al máximo funcionario electoral del estado que le ayude a "encontrar" los votos para ganar. Otros cargos incluyen presiones a electores republicanos para declarar falsamente que Trump ganó en el estado, acoso de un trabajador electoral de Georgia y manipulación de equipos electorales en un condado rural del sur de ese estado.