Sin reforma migratoria

El panorama político ha cambiado de forma tan drástica que activistas temen que cualquier esperanza esté ahora más lejos que nunca de poder realizarse

  • Miami, FL.

Este mes se cumplen 10 años desde que el senador Chuck Schumer declaró que “todos sabemos que nuestro sistema de inmigración está roto y es hora de trabajar en arreglarlo”. El senador John McCain citó a Winston Churchill. Pero fue Lindsey Graham el que hizo la predicción más osada.

“Creo que 2013 es el año de la reforma migratoria”, dijo el republicano de Carolina del Sur. No lo fue. Y tampoco lo fue ningún año desde que ese “grupo de los ocho” senadores de ambos partidos se reunieron en un auditorio de Washington para hacer declaraciones esperanzadoras. 

De hecho, el panorama político actual ha cambiado de forma tan drástica que los activistas defensores de los migrantes y los ideólogos de políticas clave temen que cualquier esperanza de reforma esté ahora más lejos que nunca.

TOLERANCIA CERO

Muchos republicanos piden tolerancia cero en la frontera como una forma de contentar a sus votantes de base. 

Los demócratas han pasado la última década vacilando entre restricciones más firmes en la frontera y esfuerzos por suavizar y humanizar la política de inmigración, lo que deja al descubierto las profundas divisiones sobre cuál es la mejor forma de abordar problemas más amplios.

“Hay grandes dudas de que haya algo en la cuestión migratoria, lo que sea, que tenga votos para aprobarse”, comentó Cecilia Muñoz, que sirvió como principal asesora de inmigración del expresidente Barack Obama y formó parte del equipo de transición de Joe Biden antes de que entrase en la Casa Blanca.

El último paquete legislativo importante se aprobó durante la presidencia de Ronald Reagan en 1986, y el presidente George H.W. Bush firmó una iniciativa más limitada cuatro años después. 

Eso implica que los agentes federales que vigilan la frontera hoy con herramientas como drones e inteligencia artificial hacen cumplir leyes que se escribieron cuando los celulares e internet eran novedades. 

Un incendio el mes pasado en un centro de detención de migrantes en el lado mexicano de la frontera mató a 39 migrantes e hizo patente el problema de la forma más letal posible.

ESTUVIERON CERCA

El Congreso estuvo cerca de marcar un hito en inmigración en 2013 con el grupo de ocho senadores, que incluía a Schumer, un demócrata de Nueva York que ahora es líder de la mayoría en el Senado, y al republicano de Florida Marco Rubio. 

Su propuesta se aprobó en el Senado en junio de ese año y buscaba abrir una vía a la ciudadanía para millones de personas que estaban en el país sin permiso de residencia, así como ampliar las visas de trabajo, al tiempo que endurecía la seguridad en la frontera y obligaba a los empleadores a verificar la situación legal de sus trabajadores.

Los demócratas celebraron una estrategia más moderna en el proceso. Los republicanos buscaban el favor de la comunidad latina después de que Obama encontrara tanto apoyo de los votantes hispanos en su reelección en 2012.

Los grandes defensores de la propuesta eran tan diversos como el poderoso sindicato AFL-CIO y la Cámara de Comercio de Estados Unidos. El plan tenía más apoyo que los intentos de hacer grandes reformas migratorias en 2006 y 2007, bajo el mandato de George W. Bush.

Aun así, el presidente de la cámara, el republicano John Boehner valoró el apoyo a la iniciativa en la cámara de mayoría republicana en enero de 2014 y concluyó que había demasiados legisladores que desconfiaban del gobierno de Obama. Para el verano, la propuesta estaba muerta.

Entonces Obama creó un programa que protegía de la deportación a los migrantes que habían llegado de forma ilegal a Estados Unidos cuando eran niños. La Corte Suprema la ha respaldado en el pasado, aunque la mayoría actual conservadora de la corte por 6-3 podría ser una amenaza para esta política en el largo plazo.

Años después de la creación del programa de Obama, el presidente Donald Trump pidió levantar un muro en las 2 mil millas de frontera sur del país y su gobierno separó a los niños migrantes de sus padres, además de obligar a la gente a esperar en México mientras solicitaba asilo en Estados Unidos.

Derrotados

- En Miami, Nery Lopez estaba entre los activistas que se movilizaron hace poco para oponerse a una ley estatal que castigaría a las personas que transporten a migrantes que estén en el país sin permiso de residencia. Lopez, que ahora tiene 27 años, llegó con cuatro años al país desde México y está protegida de la deportación por el programa de Obama.

- Lopez dijo que los activistas contaban con que el gobierno de Biden contrarrestara las duras políticas de inmigración republicanas. “La gente se siente derrotada. Yo me siento derrotada”, explicó. “Es como si estuviéramos pasando por el mismo ciclo”.