Los últimos datos del censo de Estados Unidos establecen que la cantidad de personas que viven en el país es de 336,877 millones. Pero no están todos los que son, pues el conteo siempre deja fuera a quienes no quieren aparecer en ningún documento oficial. La estadística podría ser aún menos precisa si al realizar el nuevo censo se incluye una pregunta sobre ciudadanía, cuestión que el Partido Republicano lleva años defendiendo. Entre los extranjeros que carecen de la nacionalidad estadounidense que optarían por no responder y quedarían fuera de las estadísticas, los hispanos son mayoría.
Así lo muestra un informe reciente del Centro de Estudios Económicos del Censo de Estados Unidos y la Universidad de Kansas, en el que se pone en evidencia que los latinos nacidos fuera de Estados Unidos son los más sensibles a la pregunta sobre la ciudadanía. Otros grupos, como los latinos nacidos en Estados Unidos y los inmigrantes de otras nacionalidades no latinoamericanas, son más proclives a aportar sus datos.
El tema no es baladí, porque los datos del censo definen el reparto de los 435 escaños del Congreso entre los 50 Estados del país, conforme a las personas que viven en cada uno de ellos. El informe apunta que los inmigrantes que pagan impuestos pero carecen de un número de la Seguridad Social no responderían a las preguntas o lo harían de forma incompleta si tienen que definir si son o no ciudadanos estadounidenses.
Eso significaría que las nuevas cifras de población que arrojaría el censo dejarían fuera a muchos residentes en el país. "Si contamos menos personas que no tienen ciudadanía, las estadísticas que se muestren no son del todo ciertas" subraya Misty L. Heggeness, profesora asociada de la Universidad de Kansas, autora del estudio junto a J. David Brown, de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
La distribución demográfica, además de afectar políticamente por el reparto del Congreso, sesgaría datos económicos como el porcentaje del desempleo, que se basa en los números del censo, y afectaría al reparto de los fondos federales.
EL CONGRESO DECIDEEn mayo pasado, el Congreso, dominado por el Partido Republicano, aprobó una iniciativa para que los residentes que no sean ciudadanos estadounidenses queden fuera en el recuento del censo y reparto de los escaños. Es poco probable que la iniciativa siga adelante porque necesitaría la aprobación del Senado, donde los demócratas son mayoría. Heggeness recalca que el trabajo realizado es imparcial políticamente, por lo que espera que los legisladores lo tengan en cuenta. "Es una coincidencia que esto se publique justo cuando el Congreso está hablando de ese tema, pero ahora ya tienen información neutral basada en un estudio muy riguroso para tomar decisiones", confía.
No es la primera vez que el Partido Republicano presiona para dejar fuera del censo a los extranjeros no nacionalizados. En 2019 el Tribunal Supremo bloqueó una propuesta del Gobierno de Donald Trump que habría incluido una pregunta sobre la ciudadanía en la elaboración del censo de 2020. Los analistas interpretaron que el actual candidato a la presidencia por el Partido Republicano quiso introducir la cuestión porque la mayoría de los migrantes que carecen de la ciudadanía apoya al Partido Demócrata y su no inclusión en el censo favorecería al partido conservador. La Constitución, sin embargo, establece que para repartir los escaños del Congreso debe tenerse en cuenta "el número total de personas de cada Estado" -no solo los ciudadanos estadounidenses-, como se recoge en la decimocuarta enmienda.
Según un estudio de Pew Research realizado en 2020 en respuesta a la propuesta republicana del momento, la exclusión del censo de los residentes sin ciudadanía americana habría restado escaños a los Estados de California, Florida y Texas, mientras que se los habría añadido a Alabama, Minnesota y Ohio. Los republicanos justifican que la inclusión de los inmigrantes que no son ciudadanos perjudica la representación de los estadounidenses. Por el contrario, asociaciones de inmigrantes y grupos defensores de las minorías consideran que es ilegal no incluirlos.
A pesar de la cercanía de las elecciones presidenciales de noviembre, cualquier cambio en el censo se hace con años de anticipación, por lo que la inclusión de una pregunta sobre la ciudadanía no tendría un efecto práctico en los comicios, ya que solo se incluiría en el próximo censo, que se realizará en 2030. Los censos se elaboran cada diez años, por lo que cualquier modificación tiene repercusiones por una década.
HISPANOS LIDERAN EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICOEn el censo de 2020, los hispanos fueron los que registraron una cuenta más sesgada. Más de tres millones, un 5% del total de latinos que residía en el país en esa fecha, se quedó fuera de las estadísticas, según los datos de Pew Research Center. Los expertos opinan que si la pregunta sobre la nacionalidad se incluye en el próximo recuento, el sesgo sería aún mayor y los latinos estarían menos representados.
Ello contrastaría con el hecho de que son, precisamente, los hispanos, que ya suman 65 millones, los que lideran el crecimiento demográfico del país. Según los últimos datos oficiales, los latinos son responsables de casi el 71% del incremento total de la población en Estados Unidos. De los 1,64 millones de personas que se sumaron al recuento en 2023, 1,16 millones fueron hispanos. Una alta natalidad entre las familias latinas y un aumento de la inmigración han mantenido al alza el crecimiento de la población, a pesar de que el grupo más numeroso, el de los bancos no hispanos, ha registrado números negativos.