Elecciones del 2024, a prueba por ´deepfakes´

Herramientas de IA generativa han hecho que sea mucho más barato y fácil difundir el tipo de desinformación que puede confundir a los votantes

NUEVA YORK, NY

Casi tres años después de los tumultos en el Capitolio de Estados Unidos, las falsas teorías de conspiración electoral que impulsaron el violento ataque siguen presentes en las redes sociales y en las noticias televisivas: maletas llenas de papeletas, papeletas desechadas a altas horas de la noche, personas fallecidas que votan.

Los expertos advierten que probablemente será peor en las próximas elecciones presidenciales. Los mecanismos que trataron de contrarrestar las afirmaciones falsas la vez pasada se están erosionando, mientras que las herramientas y los sistemas que las crean y difunden no hacen más que volverse más fuertes.

Muchos estadounidenses, incitados por el expresidente Donald Trump, han seguido promoviendo la idea infundada de que no es posible confiar en el proceso electoral de Estados Unidos. La mayoría de los republicanos, el 57%, cree que el demócrata Joe Biden no fue elegido presidente de forma legítima.

Mientras tanto, las herramientas de inteligencia artificial generativa han hecho que sea mucho más barato y fácil difundir el tipo de desinformación que puede confundir a los votantes y potencialmente influir en las elecciones. Y las empresas de redes sociales que en el pasado invirtieron mucho en corregir la información han cambiado sus prioridades.

"Es previsible un tsunami de desinformación", dijo Oren Etzioni, especialista en inteligencia artificial y profesor emérito de la Universidad de Washington. "No lo puedo comprobar. Espero que se demuestre lo contrario. Pero los ingredientes ahí están, y estoy completamente aterrado".

LOS DEEPFAKES SE POPULARIZAN

Imágenes y videos manipulados en torno a las elecciones no son nada nuevo, pero las de 2024 serán los primeros comicios presidenciales de Estados Unidos en que las sofisticadas herramientas de IA, que pueden crear falsificaciones en cuestión de segundos, estarán a tan sólo unos clics de distancia.

Los llamados deepfakes —imágenes, videos y audios manipulados con técnicas digitales— han empezado a abrirse camino en anuncios experimentales de la campaña presidencial. Versiones más perversas podrían propagarse fácilmente sin etiquetas en las redes sociales y engañar a la gente días antes de unas elecciones, dijo Etzioni.

"Podrías ver a un candidato político como el presidente Biden siendo llevado al hospital", indicó. "Podrías ver a un candidato decir cosas que él o ella nunca ha dicho realmente. Podrías ver un pánico bancario. Podrías ver bombardeos y brotes de violencia que nunca han sucedido".

Las falsificaciones de alta tecnología ya han afectado elecciones en diversas partes del mundo, dijo Larry Norden, director sénior del programa de elecciones y gobierno del Centro Brennan para la Justicia. Apenas unos días antes de las recientes elecciones de Eslovaquia, grabaciones de audio generadas por IA suplantaron la identidad de un candidato liberal haciéndolo hablar acerca de subir los precios de la cerveza y de amañar las elecciones. Los verificadores de datos rápidamente señalaron que eran falsas, pero a pesar de eso fueron compartidas en redes sociales como verdaderas.

Estas herramientas también podrían utilizarse para dirigirse a comunidades específicas y perfeccionar mensajes engañosos sobre el voto. Según los expertos, esto podría traducirse en mensajes de texto persuasivos, anuncios falsos sobre los procesos de votación compartidos en diferentes idiomas en WhatsApp, o sitios web falsos diseñados para parecerse a los oficiales.

Ante un contenido que parece real, "todo aquello para lo que hemos sido programados a través de la evolución va a entrar en juego para hacernos creer más en lo falso que en la realidad", afirmó Kathleen Hall Jamieson, especialista en desinformación y directora del Centro Annenberg de Políticas Públicas de la Universidad de Pensilvania.

Los republicanos y los demócratas del Congreso, y la Comisión de Elecciones Federales de Estados Unidos están estudiando medidas para regular esta tecnología, pero no han ultimado ninguna norma ni legislación. Eso ha dejado a los estados la tarea de promulgar las únicas restricciones hasta ahora impuestas a los deepfakes políticos creados con IA.

Un puñado de estados han aprobado leyes que obligan a etiquetar los deepfakes o prohíben los que tergiversan la imagen de los candidatos. Algunas empresas de redes sociales, como YouTube y Meta, propietaria de Facebook e Instagram, han introducido políticas de etiquetado de IA. Queda por ver si serán capaces de atrapar sistemáticamente a los infractores.

LOS CANDADOS DE LAS REDES SOCIALES DESAPARECEN

Ha pasado poco más de un año desde que Elon Musk compró Twitter y empezó a despedir a sus ejecutivos, desmantelando algunas de sus características principales y remodelando la plataforma de redes sociales en lo que ahora se conoce como X.

Desde entonces, ha trastocado su sistema de verificación, lo que ha dejado a los funcionarios públicos vulnerables a la suplantación de identidad. Ha desarticulado los equipos que luchaban contra la desinformación en la plataforma, dejando que la comunidad de usuarios se modere a sí misma. Y ha restaurado las cuentas de extremistas y de propagadores de teorías de conspiración que antes estaban vetadas.

Los cambios han sido aplaudidos por muchos conservadores que afirman que los anteriores intentos de moderación de Twitter equivalían a censurar sus opiniones. Pero algunos otros sostienen que la nueva red ha convertido lo que antes era un recurso defectuoso pero útil para las noticias y la información electoral en una caja de resonancia poco regulada que amplifica el discurso del odio y la desinformación.

Según Jesse Lehrich, cofundador de Accountable Tech, un grupo activista sin ánimo de lucro, Twitter solía ser una de las plataformas "más responsables", y mostraba voluntad de probar funciones que pudieran reducir la desinformación incluso a expensas de la participación.

"Obviamente, ahora están exactamente en el otro extremo del espectro", dijo, añadiendo que cree que los cambios de la compañía han servido para que otras plataformas relajen sus propias políticas. X no respondió a las preguntas enviadas por correo electrónico por The Associated Press; sólo se limitó a enviar una respuesta automatizada.

En la antesala de 2024, X, Meta y YouTube han eliminado en conjunto 17 políticas que protegían contra el odio y la desinformación, según un informe de Free Press, una organización sin ánimo de lucro que aboga por los derechos civiles en la tecnología y los medios de comunicación.

YouTube anunció en junio que, si bien seguiría regulando los contenidos engañosos sobre las elecciones actuales o futuras, dejaría de eliminar aquellos que afirman falsamente que las elecciones de 2020 u otras anteriores en Estados Unidos se vieron afectadas por "fraude generalizado, errores o fallas". La plataforma dijo que la nueva política era un intento de proteger la facultad de "debatir abiertamente ideas políticas, incluso aquellas que son controvertidas o se basan en suposiciones refutadas".

El auge de TikTok y otras plataformas menos reguladas, como Telegram, Truth Social y Gab, también ha creado más fuentes de información en línea en las que pueden propagarse afirmaciones infundadas. Algunas aplicaciones que son especialmente populares entre las comunidades de color y los inmigrantes, como WhatsApp y WeChat, se basan en chats privados, lo que dificulta que grupos externos conozcan la desinformación que puede propagarse.

"Me preocupa que en 2024 vayamos a ver narrativas falsas similares recicladas y enquistadas, pero tácticas más sofisticadas", comentó Roberta Braga, fundadora y directora ejecutiva del Instituto de Democracia Digital de las Américas. "Pero por el lado positivo, tengo la esperanza de que haya más resiliencia social a esas cosas".

EL FACTOR TRUMP

La condición de favorito de Trump en las primarias presidenciales republicanas es una de las principales preocupaciones de los investigadores de la desinformación, que temen que exacerbe la desinformación electoral y potencialmente genere violencia electoral y actividad para policiaca.

El expresidente todavía afirma falsamente haber ganado las elecciones de 2020. "Donald Trump ha evidentemente acogido y alimentado las llamas de las falsas afirmaciones sobre el fraude electoral en el pasado", señaló Starbird. "Es de esperarse que siga utilizando el mismo discurso para animar a sus bases".

Sin pruebas, Trump ya ha predispuesto a sus partidarios a esperar un fraude en las elecciones de 2024, instándoles a intervenir para "proteger el voto" y evitar el fraude electoral en varias ciudades demócratas. Trump tiene un largo historial de insinuar que las elecciones están amañadas si él no gana, y lo hizo antes de las votaciones de 2016 y 2020.


Ese desgaste continuo de la confianza de los votantes en la democracia puede desembocar en violencia, indicó Bret Schafer, investigador sénior de la organización no partidista Alliance for Securing Democracy, que se dedica al monitoreo de la desinformación.