- WASHINGTON, DC
El californiano no solo obtuvo el cargo con una escasa minoría tras una agotadora e histórica batalla interna de cinco días y 15 rondas de votación, sino que, entre otras cosas, cedió a reactivar una regla de larga data que permite a cualquier legislador iniciar un proceso para destituirlo, lo que podría limitar tanto su actuación en el recinto como la gestión republicana de la Cámara.
El resultado, dicen los críticos, será un mayor riesgo de cerrar el Gobierno, dejar de pagar las deudas federales y hacer que los negocios del Legislativo se detengan en seco, de acuerdo con el diario The Hill.
“Si una persona puede presentar una moción para destituirlo, pasará de nuevo. ¿Les gustaría hacer esto todas las semanas?”, agregó, en referencia a la caótica batalla para que McCarthy fuera elegido como orador.
Durante toda la semana, una veintena de representantes del ala dura del Partido Republicano, que acusaban a McCarthy de haberse plegado a los intereses del poder establecido, aprovecharon la ajustada mayoría en la Cámara lograda en las elecciones de noviembre para bloquear la designación.
Los simpatizantes del ex Presidente Donald Trump no redujeron la presión hasta obtener garantías significativas.
Los mismos demócratas hicieron sonar la alarma por el detrimento a un Gobierno estable que acarrean las concesiones hechas a la facción ultraconservadora.
La predecesora de McCarthy, la demócrata Nancy Pelosi, calificó como “ridícula” la reinstauración de la regla para destituir al presidente, mientras el representante Steny Hoyer dijo que le dio más poder a una facción que ha sido “uniformemente obstruccionista”.
El Presidente Joe Biden, que el miércoles calificó de “vergonzoso” el estancamiento en la Cámara, hizo un llamado a “gobernar responsablemente”.
“Es tiempo de gobernar responsablemente y asegurar que ponemos los intereses de las familias estadounidenses primero”, indicó el demócrata, quien se dijo “preparado para trabajar con los republicanos”.