SAN FRANCISCO
Manifestantes protestan en las afueras de una biblioteca en Nueva York mientras Flame, una drag queen con una peluca brillante y un vestido rojo, entretiene a niños en el interior, cantando el ABC, ayudándoles a colorear y leyendo cuentos sobre lo que es ser diferente.
En las afueras de Chicago, manifestantes hostigan a padres que asisten con sus hijos a eventos similares de lectura de cuentos y proclaman que el personal en el lugar “viene del diablo”.
Y en un suburbio en San Francisco, varios hombres interrumpen una lectura de la drag queen Panda Dulce en una biblioteca, gritando epítetos homofóbicos y transfóbicos.
Tras centrarse en deportistas y menores transgénero, la retórica anti LGBTQ apunta ahora a eventos de lectura de niños por parte de drag queens —concebidos como una forma de educar y entretener a los niños estimulando la imaginación— mediante interrupciones y otras protestas reportadas en Estados Unidos en las últimas dos semanas, desde el inicio del Mes de Orgullo LGBTQ.
Los organizadores de los eventos de lectura dicen que varias cuentas en redes sociales están estimulando el acoso y que los manifestantes, que dicen que quieren proteger a los niños, en realidad los están asustando y poniendo en peligro. Los organizadores dicen que van a fortalecer la seguridad, pero que no cesarán sus programas.
Los grupos de lectura han enfrentado rechazo desde el inicio, pero los acontecimientos recientes son algo nuevo, dijo Jonathan Hamilt, director ejecutivo de Drag Queen Story Hour y cofundador de su filial en Nueva York.
“Siendo parte de la comunidad LGBTQ y una persona queer en general, siempre hemos experimentado odio y homofobia y transfobia. Es una parte desafortunada de nuestra existencia”, agregó Hamilt. “Todo esto se siente diferente y muy real y se siente más siniestro”.
TRAYECTORIA
Drag Queen Story Hour, una organización sin fines de lucro, comenzó en San Francisco en 2015 gracias a la activista y autora Michelle Tea. Desde entonces se han abierto representaciones similares en Estados Unidos y otras partes. También se han formado otras organizaciones con drag queens.
Como parte de la programación del Drag Queen Story Hour, drag queens les leen a niños y sus padres en bibliotecas, librerías, ferias, parques y otros espacios públicos para celebrar la lectura “a través del arte glamoroso del drag”.
Hace cuatro años, cuando la biblioteca de San Lorenzo, unos 40 kilómetros (25 millas) al sureste de San Francisco, realizó su primera Drag Queen Story Hour, varias personas oraron al otro lado de la calle en protesta, recordó la bibliotecaria Cindy Chadwick.
El fin de semana pasado, cuando la biblioteca efectuaba su segundo evento de ese tipo, al menos cinco hombres —uno de ellos con una camiseta ilustrada con un fusil y las palabras “Matemos al pederasta local”— entraron y comenzaron a gritarle insultos a Panda Dulce mientras ella les leía a niños y sus padres, dijo Chadwick.
“La horrible ironía de todo es que ellos decían una y otra vez: ‘estamos aquí para proteger a los niños’ y ellos estaban aterrorizando a los niños. Los niños les tenían miedo y los niños estaban con sus padres, que los trajeron al evento”, señaló Chadwick.
Un portavoz del sheriff del condado dijo que los hombres, que se identificaron como miembros de la organización ultraderechista Proud Boys, son residentes del área de San Francisco. El incidente es investigado como un delito de odio.
La biblioteca del condado de Alameda, que sigue recibiendo amenazas, planea ahora organizar un evento de Orgullo LGBQ una vez al mes durante el resto del año, dijo Chadwick y el departamento del sheriff proveerá seguridad.
El evento en la biblioteca fue mencionado en una cuenta ultraderechista en Twitter que, junto con otras cuentas en redes sociales, han descrito a las drag queens como personas depravadas y abusadoras que buscan crear relaciones de confianza con niños para abusar sexualmente de ellos, relató Chadwick. La misma cuenta mostró una promoción para evento de Orgullo LGBTQ en Waukegan, Illinois, que iba a incluir a una drag queen contando historias para niños y ropas para disfrazarse.
Eso resultó en decenas de llamadas y mensajes furiosos, declaró Nikki Michele, directora ejecutiva del LGBTQ+ Center Lake County, una organización sin fines de lucro que organizó el evento.
El evento fue interrumpido por manifestantes que trataron de grabar a los niños y les gritaron a los padres, agregó Michele.
En Mahwah, Nueva Jersey, un volante publicado en internet y dejado a las puertas de casas y en vestíbulos de edificios representó falsamente a una drag queen como “un pornógrafo conocido” que “normaliza la pederastia y el abuso de niños”.
Los detractores llamaron a las oficinas del gobierno local y a la Coalición de Orgullo LGBTQ de Mahwah en un intento para que suspendieran su evento de lectura, denunció Susan Steinberg, directora de la organización sin fines de lucro, pero Ángel Lauriano, cuyo nombre de drag queen es Honey Marie, resistió las protestas y se presentó de todas maneras para hablarles a los niños sobre gatos, perros y sus sueños para el futuro.
La campaña de protestas —como es su objetivo— está haciendo que algunos padres titubeen a la hora de llevar a sus hijos a un espacio en el que pueden ser hostigados, pero Michele dijo que es importante ser visible.
“Será ya mala muestra de fe si mis propios hijos no están allí”, dijo. “Pero, me asustó lo suficiente como para tener una conversación conmigo misma”.
Describir a las personas LGBTQ como peligrosas para los niños usa las mismas tácticas de los activistas antigay de la década de 1970, dijo Don Haider-Markel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Haider-Markel.
“El término empleado entonces era reclutamiento”, recordó Haider-Markel. “Ahora han cambiado eso a “groomers” (criadores). Es un vino viejo en una botella nueva”.
Esa una estrategia que los candidatos conservadores están empleando para motivar a los cristianos evangélicos a votar, advirtió Randall Balmer, historiador de religión estadounidense en el Dartmouth College.
“La lectura de los drag queens se corresponde con sus fantasías de que los niños van a ser corrompidos por el diablo o por ideas extrañas”, añadió.
Varios políticos han debatido planes para una legislación que prohíba los espectáculos con drag queens para niños o castigar a los padres que los lleven. Entre ellos está el representante estatal republicano Bryan Slaton, de Texas.
“Los niños no necesitan concentrarse en sexo o en la sexualización y necesitamos dejarles crecer como niños y dejarles hacerlo cuando se acerquen a ser adultos”, declaró en una entrevista.
Aunque muchas drag queens son conocidas por espectáculos arriesgados y profanos en clubes nocturnos, Lauriano y otros cuentacuentos ajustan sus actuaciones para estos.
“La gente automáticamente presume que, porque hacemos drag, queremos volvernos mujeres o queremos ser sexualizados”, afirmó. “Es simplemente una forma de hacer feliz a las personas, de entretener, para hacerles sonreír”.