WASHINGTON
Como muchos millennials, Nina Jankowicz, anunció con emoción a través de Twitter su nuevo puesto de directora ejecutiva de una comisión sobre desinformación creada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Pero en lugar de felicitaciones, el tuit de Jankowicz provocó un torrente de obscenidades sexistas en las redes sociales e incluso correos electrónicos con amenazas de violación o muerte, que siguen acosándola a pesar de que renunció tras el desastroso estreno del programa.
Es una situación conocida. Decenas de mujeres en todo el mundo han debido renunciar a posiciones de poder debido a oleadas de acoso en línea, acoso físico e insultos. La velocidad y la virulencia desenfrenada de los ataques revelan cómo las redes sociales pueden servir para acelerar la discordia.