CIUDAD DE MÉXICO.- El operador Tokyo Electric Power Company Holdings (TEPCO) decidió liberar el agua radiactiva que se almacenó tras la destrucción de la central nuclear de Fukushima Daiichi, en Japón, ante la posibilidad de que los mil tanques donde se encuentra desde 2011 se desborden a finales de 2022.
El plan es construir un túnel submarino hecho de hormigón, con un kilómetro de largo (0.6 millas), resistente a terremotos y que dure al menos 30 años. El agua se liberaría a 40 pies debajo de la superficie, donde se espera se mezcle con el Océano Pacífico sin causar daños, porque es agua tratada y diluida.
Según TEPCO, la finalidad es mantener el agua radiactiva lejos de los pescadores locales, y que la operación inicie en la primavera de 2023.
La idea ha sido rechazada por pescadores, residentes y países vecinos, incluidos China y Corea del Sur, informó Associated Press (AP).
El túnel se construye desde hace un par de años y ha sido una decisión controvertida, pues defensores del medio ambiente y países vecinos han exhortado a no arrojar el agua al océano, pero el tiempo se acaba y no existen otras opciones.
La justificación es que TEPCO necesita retirar cientos de tanques de almacenamiento en la planta para poder desmantelarla.
Junichi Matsumoto, uno de los funcionarios de TEPCO a cargo del proyecto de descarga de agua, explicó que el túnel submarino se construirá perforando el lecho rocoso del mar cerca de su reactor número 5, que sobrevivió a las fusiones de núcleo en varios reactores de la planta, para mermar la posible contaminación subterránea o fugas de agua radiactiva del túnel.
En abril pasado se decidió empezar a liberar el agua en el Océano Pacífico, después de ser tratada y diluida desde la primavera de 2023, cumpliendo los estándares de seguridad establecidos por las autoridades regulatorias.
El gobierno cree que esta acción minimizará el daño que provocaría a la vida marina si el agua radiactiva se libera cerca de la costa de Fukushima.
El pasado jueves 19, el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA, por sus siglas en inglés), Rafael Mariano Grossi, y el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Hiroshi Kajiyama, acordaron que en septiembre empezarán a revisar la seguridad en el sitio de la liberación de agua en Fukushima Daiichi.
Para ello, viajarán a Japón con el fin de reunirse en el sitio y discutir los planes y actividades para descargar el agua, cuya operación podría durar décadas.
En septiembre, funcionarios de la OIEA se reunirán con sus pares japoneses y expertos técnicos en Tokio y Fukushima para evaluar que la descarga no tenga un impacto adverso a las personas y al medio ambiente.