Tras dedicar unos 15 años al estudio y la interpretación del tango, el bajista y compositor estadounidense Sascha Jacobsen quiso llevar a otro nivel su amor por el género rioplatense y creó su propio proyecto de música original: Los Tangueros del Oeste.
La banda con sede en Berkeley, California, lanzó el viernes “Alma vieja”, su álbum debut, bajo el sello Avatango Records del bajista y productor argentino Pablo Aslan.
El disco incluye 13 piezas compuestas por Jacobsen, siete de ellas instrumentales (como “Reflexión” y “A pampa cortés”) y seis con voz y letras del cantante argentino Manuel Berterreix, quien interpreta con un estilo clásico el tema homónimo del disco, al tiempo que rapea en títulos como “El rumbo de mi corazón”, un tema hablado/rapeado con la colaboración de la cantante argentina María Volonté.
“¡Yo tuve que convencerlo!”, dijo Jacobsen entre risas en una videoentrevista reciente con The Associated Press sobre la inclusión de hip hop, pues Berterreix no tenía experiencia previa rapeando. “Manuel canta folk y canta rock, así que es muy diverso. Pero también ha cantado canciones de Gardel y otros clásicos como ‘Cuesta abajo’, ‘Por una cabeza’ y ‘El arroyito’ cuando hemos tocado juntos”.
Liderados por Jacobsen, Los Tangueros del Oeste cuentan con músicos internacionales consumados como el virtuoso pianista argentino Pablo Estigarribia, el productor de música electrónica Daniel Riera, el guitarrista venezolano Charles Gorczynski y el violinista puertorriqueño Ishtar Hernández.
Su principal audiencia son bailarines de tango locales en el área de San Francisco, donde Jacobsen dice que hay una gran escena tanguera. La idea del grupo, sin embargo, no es sólo tocar para los amantes del tango sino para cualquiera, y ahora espera poder llevar su música a algunos festivales.
Casado con una argentina, el músico estadounidense ha visitado Buenos Aires en múltiples ocasiones, en familia y con su antigua banda Trío Garufa, tocando en milongas y lugares emblemáticos como La Confitería Ideal y Salón Canning. Y nunca ha dejado de estudiar tango.
¿Qué fue lo que lo atrapó de este género?
“La música siempre ha sido una parte muy importante de mi vida, pero para mí el tango tiene todos los aspectos más atractivos de la música. Tiene ritmos muy fuertes, por momentos es muy fluido... También es muy apasionado. Es muy personal. El estilo de tocar es muy expresivo: puedes entregarte por completo a la música. ¡Y en cuanto al bajo lo tiene todo! Puedes arquear el bajo, hacer punteo, hacer percusión golpeando el bajo. Simplemente tiene los aspectos de la música que amo”.
Y como una forma de arte, siente que cada pieza de tango es como un “diamante pulido”.
“Son canciones muy cortas, a veces de tres minutos”, dijo. “Pero en esos tres minutos, cada detalle es muy importante”.