Una actitud nada agradable, con la que dejó entrever su escasa educación, fue la que asumió una mujer de la tercera edad durante lo que es el proceso de transición de tarjetas bancarias al plástico del Banco del Bienestar.
La dama de complexión robusta, tez morena, pelo corto, entrecano, cuyo comportamiento se transformó bastante agresivo, pues, pretendía, como si fuera la única, que se le atendiera rápido.
Con voz altanera, a diferencia, en esos momentos, del resto de las personas ahí presentes, esbozaba gritos para que nadie interrumpiera a las servidoras de la Nación porque llevaba mucha prisa, y nada le importaba más que, se le hiciera entrega a la brevedad de la tarjeta bancaria... "A mí no me importa nada, solo quiero mi tarjeta" gritaba desesperada la mujer, como si fuera recibir herencia, sin ningún tipo de recato.
Asombradas y asombrados, quienes se encontraban a su alrededor, solo se le quedaban viendo a la mujer, que después de que en el presente gobierno se le está brindando el apoyo.
No tiene el menor empacho en exhibir su ignorancia, y falta de respeto, ya que, pretendía a toda costa que le apuraran las servidoras de la nación, y le entregaran el plástico lo antes posible, de hecho, de paso también le profirió palabras un tanto agresivas al reportero que cubrió la entrega.
Por cierto, expresado por algunas de las empleadas federales, no es la única señora que, en tono prepotente, llegan, las insultan, y quieren que se les atienda rápido, como si solo ellas existieran o fueran las únicas.