Según datos de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, en México un alto porcentaje de la población adulta no desayuna y se estima que 2 de cada 10 niños tampoco. Este es un dato alarmante, si tomamos en cuenta las graves consecuencias que tienen los largos periodos de ayuno.
Tanto niños como adultos son propensos a sufrir consecuencias como el bajo rendimiento físico e intelectual, si no ingieren el desayuno durante las primeras horas del día.
Además, estudios como el realizado en 2020 por el Departamento de Nutrición y Ciencia de Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, demuestran que no desayunar podría propiciar el aumento de peso.
Ayuno y obesidad
Un estudio, realizado por las nutriólogas españolas Beatriz Navia y Ana López-Sobaler sobre los hábitos de desayuno, demuestra que no desayunar está asociado directamente al aumento de peso e incrementa de 1 a 5 veces el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad abdominal.
Además, este mismo estudio, publicado en 2017 y financiado por la Fundación Española de Nutrición (FEN), establece una relación directa entre la obesidad provocada por ayunos prolongados y el desarrollo de enfermedades como hipertensión, dislipemia, diabetes y aterosclerosis
En la misma línea, un estudio publicado por la Universidad de Cambridge en 2014, demostró que los adolescentes que se saltaban el desayuno o comían un desayuno de baja calidad, tenían mayor grasa en el área del abdomen y además generaron una resistencia a la insulina años después de haber sido sometidos al estudio.
Así que se debe tomar en cuenta el riesgo de almacenar grasa adiposa y generar resistencia a la insulina en casos de establecer al ayuno prolongado como un hábito.
El desayuno y la concentración
Un buen desayuno, que incluya pan y cereales integrales, lácteos bajos en grasas, frutas y alimentos proteicos, ayuda de manera significativa a aumentar la capacidad de concentración y la salud en general.
Debido a la regulación en las concentraciones de glucosa, insulina y neurotransmisores, el consumir el desayuno una o dos horas después de despertar, podría traer para todas las personas beneficios como mayor capacidad de razonamiento lógico y de memoria, aseguran expertos adscritos a la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
Hay que tomar en cuenta que además de representar un porcentaje importante de la ingesta calórica diaria, el desayuno es el alimento que precede a las horas del día en las que se lleva a cabo mayor actividad, por lo que es esencial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda propiciar el hábito del desayuno desde los primeros años de vida y regular la repartición de la ingesta en nuestras comidas a lo largo del día, para evitar el sobrepeso y otras enfermedades.
Recuerda que tanto en el desayuno, como en otras comidas, es recomendable limitar el azúcar y la sal para evitar accidentes cardiovasculares.
Ahora que ya conoces los riesgos y beneficios de la primera comida del día, no olvides desayunar y llevar una dieta equilibrada según tus requerimientos diarios.