Tal vez ser atacado por zombis en la noche, las figuras gigantes de Halloween, estar al borde de la resbaladilla, la maestra de mate o que algo malo le pase a sus hermanos.
Esta es una emoción que se experimenta ante un peligro real o imaginario, así como puede ser activado por algo que, creemos, amenaza nuestro bienestar, explica Xóchitl González, psicoterapeuta infantil.
Sin embargo, no todo es malo, pues esta sensación de angustia o desconfianza les permite anticiparse y adaptarse a una situación o lugar: nos hace tomar precauciones y evitar riesgos innecesarios.
"Ayuda a que tu hijo no se vaya con un extraño, a cruzar la calle sin asegurarse que no venga un carro o a tocar un animal peligroso", agrega la directora y fundadora del centro de atención integral Psicología para Niños.
"Sentir miedo es muy común, sólo que pocos lo reconocen realmente".
Para ella, los temores son evolutivos y, de hecho, la mayoría son transitorios; incluso tienen una positiva función socializadora.
"Cuando un niño enfrenta un miedo, se sentirá más seguro para afrontar otro", asegura Xóchitl.
De papás a hijos- + Muéstrate calmado, evita regañarlo.
- + No minimices lo que siente, valídalo.
- + Ayúdale a encontrar soluciones a su problema.
- + Invítalo a dibujar su miedo y cómo combatirlo.
- + Dale todo el tiempo que él o ella requiera para hacerlo, sin presionar.
- + Busca las condiciones óptimas para que lo afronte.
- + Reconoce sus esfuerzos.
Fuente: Psicología para Niños