- TIERRA INDÍGENA ALTO RÍO GUAMÁ
Los adolescentes indígenas bailaban en círculo bajo una choza con el tejado de paja desde casi el amanecer hasta el anochecer, mientras los padres observaban desde las inmediaciones. Algunos de los adultos fumaban tabaco mezclado con la madera de un árbol autóctono de la Amazonía brasileña.
La procesión aparentemente interminable, que se celebró durante seis largos días este mes, dejó a algunos de los jóvenes tembé tenehara con los pies hinchados y vendados. Recibían poca comida y pasaban la noche durmiendo en hamacas colgadas en la propia cabaña. Pero en la tierra indígena Alto Río Guamá, esto forma parte de un rito de iniciación vital llamado "Wyra´whaw".
Las niñas que participan en el rito de madurez ya han tenido su primera menstruación. Las voces de los niños habían comenzado a adquirir registros más graves. El último día, el poblado de Teko-Haw los considerará hombres y mujeres y asumirán sus roles al frente de la comunidad ante un futuro incierto.
"Sabemos de otros grupos étnicos (indígenas) en Brasil que ya han perdido su cultura, su tradición, su lengua. Así que tenemos esa preocupación", dijo Sergio Muti Tembé, el líder del pueblo tembé en ese territorio, a The Associated Press. Los indígenas de la Amazonía brasileña suelen adoptar el nombre de su comunidad como apellido.
En los últimos años, su cultura se ha visto cada vez más amenazada. La tierra indígena Alto Río Guamá es un triángulo de 280.000 hectáreas (1.081 millas cuadradas) de bosque preservado rodeado por un paisaje talado en el noreste de la Amazonía, donde viven 2.500 personas de los pueblos tembé, timbira y kaapor.
Pero también ha sido ocupado por unos 1.600 colonos no indígenas. Algunos de esos invasores llevan décadas allí. Muchos talan los árboles del territorio para cultivar marihuana, según la fiscalía del estado de Pará.
La población indígena local realiza patrullas y trata de expulsar a los forasteros. Pero su autoridad y su capacidad son limitadas, por lo que están ansiosos por recibir ayuda. Las autoridades estatales y federales pusieron en marcha un plan el mes pasado para expulsarlos. Este es el primer esfuerzo de la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva para sacar a los ocupantes, luego de la iniciativa para echar a los mineros de oro ilegales del territorio del pueblo yanomami.
Las autoridades amenazaron con la expulsión forzosa de los colonos que no se marchen y prometieron eliminar las carreteras de acceso y las instalaciones irregulares, según un comunicado de la fiscalía que detallaba los planes. Hasta el lunes, el 90% de los colonos se habían marchado voluntariamente, y las carreteras destrozadas por la lluvia se lo impidió al resto, según una nota de la secretaría general de la presidencial del país.
"La expectativa es que, a finales de semana, podamos completar el desalojo total", indicó Nilton Tubino, el coordinador de la operación, según fue citado en el comunicado.
Sergio Muti Tembé apuntó que la medida gubernamental no llegaba pronto y que su pueblo espera que garantice tanto el futuro de su tierra como de sus costumbres.
En el penúltimo día del Wyra´whaw, las madres pintaron los cuerpos de sus hijos con jugo de genipap. En cuestión de horas, la fruta les había teñido la piel de negro: las niñas estaban tintadas de pies a cabeza mientras los niños exhibían diseños y un triángulo invertido en la mitad inferior del rostro, casi como una barba.
A la mañana siguiente, cada adolescente adornado recibió una diadema blanca con plumas que colgaban. Las parejas de chico y chica se tomaban por los brazos mientras saltaban descalzos alrededor de los aldeanos reunidos en el centro del círculo y daban un paso definitivo hacia la edad adulta.