Hace una década atrás, Ana María Mederos se bajaba en la icónica Estación Central de Trenes de La Habana procedente de su natal provincia de Villa Clara y miraba asombrada por primera vez las altas paredes descascaradas de la terminal, el pórtico con sus vitrales azules rotos y su abigarrada sala de espera. Entonces era una adolescente.
Hoy, con 27 años y ya recibida de ingeniera civil, Mederos tiene por trabajo cuidar que la estructura vuelva a la vida, calcular las cargas y la resistencia de los materiales, en el marco de una restructuración crucial del centenario edificio en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
“Tal vez suena un poco romántico, pero desde que me gradué hace cuatro años estoy trabajando aquí”, dijo a The Associated Press la especialista. “Nunca he querido desligarme de la obra, sé que en algún momento va a suceder, se va a terminar. Usaba la estación antes de comenzar la reparación y me encanta el lugar ”.
Considerada una joya de la arquitectura, la restauración y rehabilitación de la sede comenzó en julio de 2017 e inicialmente se presupuestó un monto de 30 millones de pesos —alrededor de 1,2 millones de dólares--, aunque en aquel entonces una parte era pesos convertibles, en paridad con la divisa estadounidense y una moneda que desapareció en enero.
Pero como sucede con obras de esta magnitud los tiempos y las cifras se disparan, indica a la AP Dalia Aguilar Arévalo, la dirección de inversiones de la Empresa Ferrocarriles de Occidente. Ella prefirió no especular sobre el costo total de esta tarea “millonaria”.
"Significa recuperar los valores patrimoniales, la historia de la ciudad y socialmente también un impacto grande para la zona a donde está enclavada en la Habana Vieja y por el servicio que brinda como estación central de ferrocarriles que enlaza las estaciones del resto del país", expresó Aguilar.
Inicialmente se hicieron los estudios y el proyecto, luego se paró la operación de los trenes para comenzar, pero luego llegó la pandemia del nuevo coronavirus y la obra también sufrió, aunque nunca se frenaron las acciones constructivas.
Además, el incremento de las sanciones de Estados Unidos a Cuba de los últimos cuatro años también la afectó. Suministradores —como por ejemplo de la carpintería con sus maderas preciosas y que debe ser importante para respetar su originalidad— rechazaron completar los envíos a la isla para no sufrir las consecuencias de las amenazas de Washington por trabajar con la nación caribeña.
Los especialistas esperan que la estación restaurada pueda ser inaugurada para diciembre del 2022.
Un recorrido de la AP por las instalaciones mostró a sus obreros trabajando --actualmente unas 80 personas--, las adecuaciones que se hicieron a las nuevas normas de seguridad internacional como escaleras de incendio, arreglos en cada uno de sus cuatro pisos, coberturas renovadas y reforzamiento de sus dos torres que estaban en un punto de colapsar debido a los efectos del tiempo, la falta de mantenimiento adecuado, el clima, los ciclones y la cercanía del mar.
Una vez modernizado el edificio y sus tres enormes andenes en funcionamiento a prestar servicios extras --antes tenía un correo-- e incluso se podrían arrendarse espacios a emprendedores privados o concesionarios, una novedad en la isla a donde los espacios estatales tenían hegemonía absoluta , explicó Aguilar.
La Estación Central de Trenes fue inaugurada en 1912 en las parcelas del viejo Arsenal luego de que se canjearan sus terrenos por los de la antigua sede de Villanueva, a donde ahora está enclavado el Capitolio, que entorpecía el crecimiento de la ciudad y quedó pequeña para las necesidades.
Su construcción estuvo marcada incluso por un duelo a pistolas, luego de que dos figuras de la independencia y miembros del Congreso, el general del Ejercito Libertador, Silverio Sánchez Figueras, y el coronel Severo Moleón Guerra discutieran por la pertinencia o no de usar esa locación para instalar la terminal.
En un área de 14.000 metros cuadrados a un costado de la Bahía de La Habana ya metros de los últimos restos de lo que fue la muralla de la ciudad colonial, el edificio con su fachada adornada con escudos y guirnaldas azules cuenta con dos torres, cuatro plantas y entresuelo. Frente a él se encuentra la casa natal del prócer José Martí.
En 1983 fue declarado monumento nacional. Junto con el Capitolio y el Teatro Alicia Alonso, la Estación Central es uno de los iconos más destacados de la época republicana de la capital.