CIUDAD DE MÉXICO.-A una semana del inicio de una nueva cumbre sobre el cambio climático, que se realizará este año en Sharm El Sheikh, Egipto, los diagnósticos y los pronósticos no son para nada optimistas.
El calentamiento global no cede y sus severos impactos están afectando cada vez más los cimientos de la salud y el bienestar humanos, advierte un reporte publicado por la revista The Lancet.
Apenas en recuperación del extenuante esfuerzo que ha implicado la atención de la pandemia de Covid-19, señala, los servicios de salud enfrentan una creciente presión por los efectos de eventos climáticos extremos, que en los últimos dos años han incluido inundaciones devastadoras en Australia, Brasil, China, Europa occidental, Malasia, Pakistán, Sudáfrica y Sudán del Sur; incendios forestales en Canadá, Estados Unidos, Grecia, Argelia, Italia, España y Turquía, y temperaturas récord en muchos países.
Poblaciones vulnerables como los adultos mayores de 65 años y niños menores de un año están más expuestos a olas de calor, mientras que las muertes relacionadas con altas temperaturas aumentaron 68 por ciento entre 2000-2004 y 2017-2021.
"Simultáneamente, el cambio climático está afectando a la propagación de enfermedades infecciosas, poniendo a las poblaciones en mayor riesgo ante males emergentes y coepidemias", apunta.
Y, por su fuera poco, la seguridad alimentaria se encuentra cada día más amenazada en diversas regiones del planeta, tanto por el cambio climático como por los efectos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y por la escalada de precios.
Elaborado por un numeroso grupo de especialistas, el reporte Cuenta regresiva sobre salud y cambio climático: a merced de los combustibles fósiles, considera 43 indicadores que abarcan desde los impactos y riesgos en los sistemas sanitarios, hasta los costos económicos y los compromisos políticos involucrados.
Entre los motivos para preocuparse que enumera se encuentran:- Entre 2000 y 2021, la población mundial estuvo expuesta a un incremento promedio de la temperatura de verano dos veces superior a la media histórica.
- La mortalidad de las personas mayores de 65 años relacionada con el calor aumentó 68 por ciento.
- La exposición humana a días peligrosos por incendios forestales muy fuertes o extremadamente fuertes creció 61 por ciento.
- En promedio, 29 por ciento más superficie terrestre mundial se vio afectada por sequías extremas durante al menos menos un mes entre 2012 y 2021, respecto al periodo 1951-1960.
- La idoneidad climática para la transmisión del dengue aumentó 11.5 por ciento para Aedes aegypti y 12 por ciento para Aedes albopictus.
- En 2021, las temporadas de crecimiento de cultivos se redujeron a nivel global 9.3 días para el maíz, 6 para el trigo de invierno y primavera y 1.7 para el arroz.
- Las olas de calor se asociaron con 98 millones de personas más que reportaron inseguridad alimentaria de moderada a severa en 2020.
El reporte de The Lancet señala que los impactos del cambio climático en los sistemas de salud son muy diversos.
Ocurren además, advierte, de forma simultánea y pueden provocar efectos en cascada en los sistemas naturales y sociales de los que depende la buena salud de la población.
"Con el empeoramiento de los impactos del cambio climático agravando otras crisis coexistentes, las poblaciones en todo el mundo confían cada vez más en los sistemas de salud como su primera línea de defensa", subraya.
"Por lo tanto, se necesita una acción urgente para fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud, evitar la pérdida de vidas y prevenir el sufrimiento".
La salud mental, plantea, tiene que ser incluida a la hora de evaluar los impactos del cambio climático y diseñar las medidas para enfrentarlo.
De forma indirecta, ejemplifica, fenómenos como las sequías, que reducen los medios de subsistencia, pueden afectar las relaciones familiares y aumentar el estrés.
"Los efectos cada vez más visibles de la crisis climática han dado lugar a conceptos emergentes, como los de ansiedad climática, solastalgia (angustia por el cambio climático), ecoansiedad y duelo ecológico", apunta.
Los países, insiste, enfrentan en estos momentos múltiples crisis de forma simultánea: se recuperan del daño causado por la pandemia de Covid-19, lidian con una crisis energética y enfrentan las cada vez más severas consecuencias del cambio climático
"Colocar la salud humana en el centro de una respuesta alineada a estas crisis simultáneas podría representar la última esperanza de asegurar un futuro más seguro para todos", concluye.
Triple crisisA lo que nos enfrentamos es a una triple crisis planetaria conformada por el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, diagnostica el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Y, además, indica, el mundo está siendo testigo de la convergencia de crisis relacionadas con la energía, la alimentación y el aumento del costo de la vida, todas ellas agravadas por la guerra de Ucrania.
En el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2022: La ventana se está cerrando, presentado el pasado jueves, subraya que los esfuerzos para frenar el calentamiento global son a todas luces insuficientes.
Según cálculos preliminares, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) alcanzaron las 52 mil 800 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO2e), lo que supera la cifra de 2019 e impone un nuevo récord.
"Con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 °C, las emisiones anuales de GEI a escala mundial deben reducirse en un 45 por ciento en comparación con las proyecciones de emisiones basadas en las políticas vigentes en apenas ocho años", advierte el PNUMA.
Además de las reducción de emisiones en los sectores de energía e industria, señala, se requiere de esfuerzos adicionales en otros.
El sistema alimentario es responsable de una tercera parte de todas las emisiones, apunta, y debe acometer una reducción drástica.
"Las proyecciones apuntan a que las emisiones del sistema alimentario podrían alcanzar 30 GtCO2e/año de aquí a 2050. A fin de adoptar una trayectoria de emisiones acorde con el objetivo de temperatura del Acuerdo de París, los sistemas alimentarios tendrán que transformarse rápidamente en múltiples ámbitos, como el cambio de la alimentación, la protección de los ecosistemas naturales, la mejora de la producción de alimentos y la descarbonización de la cadena de valor alimentaria", plantea.
"Transformar los sistemas alimentarios es un componente crucial de la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente, pero también es esencial de cara a garantizar que todo el mundo tenga acceso a una alimentación saludable y a seguridad alimentaria".