Ayer murió mi perra. El dolor es tan profundo que me asusta porque lo cubre todo. Es tan hondo que solo puedo sentarme a llorar y pensar en la pérdida, el amor por los demás o la muerte". Así empezaba la Carta a la Directora que una lectora envió la semana pasada a EL PAÍS. Casi 30.000 personas megustearon su difusión en Instagram y más de cuatrocientos comentarios se solidarizaron con su dolor. Hace un par de meses fue el actor Dani Rovira quien conmovió a sus seguidores con su testimonio: "No me acuerdo de mi vida sin ti, amor mío", escribía tras el fallecimiento de su perra Carapapa. "No imaginaba que un adiós pudiese ser tan bonito y a la vez tan doloroso". La adhesión y las palabras de alivio que reciben estas despedidas evidencian la profunda relación entre los animales y las personas que conviven con ellos. También Paris Hilton lamentaba este martes la muerte de su perra Harajuku Bitch, de 23 años, con un mensaje que decía "Descansa en paz, amor mío. Gracias por bendecir mi vida con tu amor incondicional".
En un estudio realizado por la web especializada en animales de compañía Wamiz el 90% de los propietarios de gatos y perros asegura que el dolor que habían sentido al perder a su animal de compañía era semejante al de perder a una persona de su entorno. Los animales son nuestros seres queridos y su muerte nos afecta como tal. Que nuestra relación con ellos ha cambiado en los últimos años queda claro echando un vistazo a los programas electorales: casi todos los partidos progresistas incluyen en mayor o menor grado medidas centradas en ellos. Entre las más llamativas está la de Barcelona en Comú que ofrece "un servicio de acompañamiento de duelo y despedida de los animales de la familia, un servicio integral desde el momento del deceso hasta su destino final". A juzgar por los testimonios de quienes han sufrido la pérdida de un animal, es una propuesta necesaria.
Retrarto de Lilla en su tumba, situada en el cementerio de animales Casa Rosa en Roma.