1) No es un río
Selva Almada
No es fácil sobrevivir a un primer libro como Viento que arrasa, pero si alguien podía conseguirlo es Selva Almada (Villa Elisa, Argentina, 48 años). Tercera pata de una trilogía que no era tal: hablar conciso, gestualidad contenida, una mirada al laberinto ciego de la violencia masculina articulada contra la naturaleza, la mujer, la impotencia y la falta de palabras. Su estilo es una caricia con manos ásperas, en esta ocasión para explicar el regreso de Enero Rey y Negro con el hijo de un amigo muerto, Tilo, al lugar del río donde este se ahogó. Pescar, emborracharse, pira nihilista.
2) Revancha
Kiko Amat
Kiko Amat (Sant Boi de Llobregat, 50 años) regresó con Antes del huracán para recordarnos cuánto le echábamos en falta y con esta historia de violencia, venganza, amor, dependencia y pertenencia ultra, rompe el tablero. Lo certero del talento (temática, enfoque, oportunidad, verdad) no oculta el oficio de escritor, al construir este complejo mapa de voces, personajes, situaciones, huidas y game over que es Revancha. Dibuja y desdibuja su propio territorio (mental, geográfico, existencial) manteniendo a raya la sentimentalidad y la ternura, lo escatológico y la superchería. Cambiando de traje, libro a libro, incluso con las manos atadas para no hacerlo fácil, es capaz de una novela como esta.