Las piezas de la FIL, más allá de la ciudad invitada

De niña, Marisol Schulz se ponía cada día el uniforme escolar y acudía al Colegio Madrid, fundado en 1946 por republicanos españoles refugiados en México. Para la actual directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el hecho de que la capital española sea este año la invitada de honor del certamen es algo tan natural como que haya una plaza de la Cibeles en pleno centro de la Ciudad de México o una estatua de Agustín Lara en Lavapiés. “En todo caso”, precisa Schulz, “la propuesta de Madrid alude al romanticismo del pasado, pero no se queda ahí. No tenemos zarzuela, ni claveles por la Gran Vía”. En la trigésima primera edición del evento editorial en español más grande del mundo no todo es nostalgia, ni todo será Madrid. EL PROGRAMA Durante nueve días, 700 autores de 41 países se reparten en un caserón de 34 mil metros cuadrados que espera a más de 800 mil visitantes. Abre fuego el francés Emmanuel Carrère con el discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. El último cruzado de la no ficción presenta además ‘Conviene tener un sitio adonde ir’, una recopilación de artículos y ensayos y se somete a la prueba de los ‘Mil jóvenes con…’, uno de los últimos formatos trazados por una feria donde el negocio comparte protagonismo con el público. Paul Auster desembarca con ‘4 3 2 1’, su nueva novela tras siete años de silencio. El rumano Mircea Cartarescu, también con novedad bajo el brazo, ‘Solenoide’, abre el salón de poesía. México es la pasarela tradicional para el mercado latinoamericano y la FIL -la segunda mayor feria detrás de Fráncfort- el trampolín para zambullirse en el negocio editorial. La venta de libros y de derechos superó el año pasado los 40 millones de dólares. En esta edición se espera la asistencia de más de 20 mil profesionales del libro, más de dos mil editoriales y 400 mil títulos. MÁS NOVEDADES Muriel Barbery con ‘La vida de los elfos’, Juan Villoro con ‘La utilidad del deseo’, Mario Bellatín con ‘Carta sobre los ciegos para uso de los que pueden ver’, Claudia Piñeiro con ‘Las maldiciones’ y el reciente ganador del Premio Cervantes, Sergio Ramírez, con ‘Ya nadie llora por mi’. El argentino Alberto Manguel, ganador del Formentor, se sienta en una mesa con Basilio Baltasar, el director del jurado del veterano premio que creó Carlos Barral en los setenta. El editor madrileño especializado en cuentos Juan Casamayor recibe el Homenaje al Mérito Editorial. Tanto el periodista y escritor mexicano Sergio González Rodríguez como el español Juan Goytisolo, ambos fallecidos este año, reciben sendos homenajes. “La feria es además un espacio público de discusión plural sobre temas de México y del mundo”, añade la directora del evento. A las puertas de un disputado año electoral hay presencia de aspirantes mexicanos que han publicado un libro recientemente. Y con el epígrafe Los acosos a la civilización: de muro a muro se presentan seis mesas protagonizadas por filósofos, economistas y científicos como Jacques Attali, Michael Sandel, Gilles Lipovetsky y Rajendra Kumar Pachauri. Las áreas dedicadas al público infantil, el libro digital, los booktubers -jóvenes que recomiendan libros en internet- y la ciencia tendrán mas espacio. “Seguimos creciendo”, apunta Schulz, “pero el límite de la feria es físico, el recinto no puede hacerse más grande. Tenemos que crecer en diversidad y en inclusión”. Como novedad, este año hay un espacio dedicado en exclusiva al cómic.