"La alquimia es parte del trabajo al realizar una novela gráfica. Durante el proceso que implica hacerla, en efecto se hace magia, se descubren cosas sobre las que no se tiene control", aseguró el historietista Peter Kuper (Summit, Nueva Jersey, 1958), quien visitó la Ciudad de México para presentar en la Feria Internacional del Libro del Zócalo su adaptación de la novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, publicada recientemente por el Fondo de Cultura Económica, la cual critica el colonialismo europeo del siglo XIX y entabla una discusión en cuanto a la moral y la corrupción que implica el poder.
Es autor de Diario de Oaxaca –cómic autobiográfico en el cual Kuper presenta sus vivencias durante el movimiento social y político del magisterio de la entidad iniciado en 2006 contra la administración del entonces gobernador Ulises Ruiz (2004-2010)–, y su volumen complementario, Ruinas, por el cual ganó en 2016 el premio Eisner, el más importante galardón otorgado a historietistas en Estados Unidos, a la mejor narración gráfica de ese año.
En entrevista, contó que "cuando hacía El corazón de las tinieblas me mudé a Oaxaca para entrar al espíritu del libro, porque quería estar en un ambiente similar al del Congo, el cual está muy lejos y, a diferencia de la entidad mexicana, ahí no tengo amigos.
"Además, la atmósfera oaxaqueña es lo que da sabor a mis dibujos. Cuando llegué me dio un mal terrible, una especie de catarro, y mientras hacía mi investigación anduve con una fiebre con la que me sentí identificado con Conrad, quien enfermó en África, lo que redujo su estadía ahí, planeaba estar un año y sólo se quedó seis meses. Así que revisaba material, hurgaba en su relato, y entretanto me adentraba en el ambiente, los olores, e incluso me picó una avispa, y decía ´¡perfecto, es como estar en la selva!´. Eso es lo que pretendo hacer con mi trabajo, sumergirme en una atmósfera, y a veces hace falta buscarla, aunque en ocasiones es ella la que te encuentra".
Se señaló a Kuper, colaborador de la afamada revista The New Yorker, la presencia reiterada de insectos en su obra, a lo que repuso: "en mi obra son preponderantes. En la escena previa al encuentro entre el protagonista Marlow con Kurtz los presento, en la escena con cabezas de congoleses empaladas, como una representación de continuidad en el ciclo vital, el ser polvo y convertirse en polvo.
Los insectos son muy importantes per se, una genial metáfora aunque, en efecto, al devorar lo ya muerto son parte integral de un ecosistema.
"Tanto me interesan, que mi próxima novela gráfica, en la que he estado trabajando los pasados cuatro años, se refiere a ellos y a la gente que los estudia. Mientras en mi novela gráfica Ruinas me refiero a las mariposas monarcas, en El corazón de las tinieblas los bichos proliferan. Y ahora vierto mi interés en ellos y lo que implican para este mundo.
Tendrá 260 páginas a todo color. Estará publicada en mayo de 2025, y espero que muy poco después se publique en México.
"Se llamará INterSECTOS, precisamente por mostrar la interacción entre insectos y humanos. Oaxaca es una inspiración definitiva, e incluso pasaré ahí el invierno para completarla", sostuvo. Recomendó visitar la reseña que la Biblioteca Pública de Nueva York publicó sobre una instalación que realizó en ese recinto sobre los insectos y su próxima obra, disponible en la página electrónica https://www.nypl.org/events/exhibitions/intersects .
Influencia de México en su narrativa
Igualmente, añadió, "estoy muy agradecido con México por su influencia en mi narrativa; los murales de Diego Rivera son por mucho como historietas".
–¿Hay un paralelismo entre lo que Bélgica hizo en el Congo y el actual conflicto entre el Estado de Israel y el pueblo palestino?
–No, porque los belgas buscaban extraer recursos, en específico marfil y caucho, mientras Israel intenta expandir su territorio. Los primeros no pretendían quedarse en el Congo, sólo expoliar y en el tiempo que lo hicieron redujeron la población nativa a la mitad. Lo que hace el segundo se reduce a quitarle a otros cuanto poseen.
Agregó: "cuando yo tenía 10 años, mi padre, que era profesor universitario, tuvo un año sabático y nos mudamos a Israel; durante un año tomé clases en hebreo y volví a los 19 años para trabajar en un kibutz. En esas oportunidades, y en visitas posteriores, pude ver que los pobres, los marginados no buscan más que sobrevivir, son los políticos que impiden llegar a una solución pacífica con Palestina, y ahora al haber sido atacados primero tienen una justificación para incurrir en cuanto se les ocurra. Y ahora el enojo popular es grande; además, recordemos el apoyo que Estados Unidos le brinda. Desde mi perspectiva, (el primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu no es muy diferente a (el ex presidente de Estados Unidos Donald) Trump y sólo me queda esperar que en la búsqueda de una solución no se afecte demasiado a la población civil.
"Esto me remite a mis tiras de Espía vs espía, publicada en (la revista de humor) MAD: en el conflicto actual en Medio Oriente nadie gana, es una situación interminable. La gran diferencia es que en el cómic los personajes vuelven en el número siguiente de la revista, y en la vida real, los implicados no".
Kuper, profesor de la primera cátedra sobre narrativa gráfica en Harvard, añadió: "a propósito de Espía vs espía, se prepara una nueva colección de cartones, con una portada nueva y algún otro material hecho para el volumen. La serie es tan popular que no puedo evitarla, incluso hace unos días, mientras estuve en la Comicon de Nueva York, me la pasé haciendo dibujos de los personajes, el espía negro contra el espía blanco. Es como si ya fueran parte de mi ADN, los he dibujado desde 1997", continuando con el trabajo del autor de la tira, el cubano Antonio Prohias (1921-2018).