Godzilla ha protagonizado el mayor taquillazo de la historia del cine japonés, Godzilla Minus One (2023), con una recaudación mundial que supera los 100 millones de dólares (en España llegó a los 200.000 euros). Mientras, en Apple TV su espectro sobrevuela todo el arco dramático de una serie, Monarch: el legado de los monstruos. También se acerca el estreno el próximo 27 de marzo de otro largometraje estadounidense, Godzilla y Kong: El nuevo imperio (2024). El más famoso de los kaiju sigue siendo el rey.
En Godzilla Minus One, su director Takashi Yamazaki traslada la historia a 1946, a Tokio tras la II Guerra Mundial, para narrar una historia sobre batallas interiores, duelos por la pérdida de seres queridos y pacifismo. Según contó el director en la promoción del estreno: "Godzilla pertenece a aquellos años y por eso opté por devolverle allí. Fue un periodo de bastante desgobierno, apenas había armas y la gente tenía que valerse de otros medios para derrotarlo. Además, otra de las claves de su éxito es que siempre ha narrado una historia humana en paralelo".
En su película, la reproducción de aquel Tokio en ruinas se convierte en el excelente retrato de una población a la que hicieron creerse todopoderosa, y solo obtuvo destrucción, derrota y el espanto de ser la primera víctima del horror nuclear. En su autobiografía, el cineasta Akira Kurosawa describe perfectamente el estado de ánimo de la población en aquellos años: "El 15 de agosto de 1945 nos convocaron a todos en el estudio (...) El emperador iba a hablar a la nación. Nunca olvidaré las escenas que vi ese día por las calles. Según caminaba por Soshigaya hacia los estudios Kinuta, la calle comercial se estaba preparando para la Honorable muerte de los Cien Millones. La atmósfera estaba tensa, alarmista. Incluso había tenderos que ya habían sacado las espadas de la vaina y permanecían sentados mirando la hoja desnuda".
Para Enrique López Lavigne, productor de Verónica o Voy a pasármelo bien, la película narra en la primera media hora "los acontecimientos que llevan a la aparición de Godzilla: la bomba atómica y la destrucción de Tokio, donde el único barrio que queda sin arrasar es Ginza, y se lo carga Godzilla. Es casi una película histórica".
Japón bajo el terror del monstruo (1954), de Ishirô Honda, supuso el debut en la pantalla de Godzilla. Estrenada tres años después del fin de la ocupación estadounidense, desde el primer momento se interpretó como una metáfora. "Se han hecho muchas lecturas" explica Oriol Estrada, especialista en Japón, escritor y creador del Espacio Daruma. "La más fácil de entender es que Godzilla es una metáfora de la devastación nuclear. Pero hay quien opina que es una reflexión sobre el papel que tuvieron los japoneses en la guerra del Pacífico, y si lo que recibieron fue merecido", apunta.
Uno de los personajes de Godzilla Minus One afirma que "no haber ido a la guerra es algo de lo que sentirse orgulloso", y el personaje protagonista, Shikishima, interpretado por Rynosuke Kamiki, toma su nombre del primer escuadrón kamikaze que tuvo éxito y hundió el portaaviones St. Lo en 1944. Para el actor Kamiki, también en declaraciones a la prensa en la promoción, el "personaje [un kamikaze fracasado] se culpa por haber sobrevivido y eso le hace tener mucho dolor en su corazón". En Minus one el estricto honor japonés de aquellos años se redefine gracias a unos personajes con contradicciones que saben de la inutilidad de la guerra y la oportunidad que representa la paz.
Un momento del ataque a Tokio de 'Godzilla Minus One'.