El Parián de Reynosa
Dentro del proyecto general de descubrimientos y conquistas, pero siempre en busca del camino más corto para ir al oriente, los reyes de España promovieron, auspiciaron y costearon numerosas empresas de tipo expedicionario que tuvieron éxito. Una de ellas se efectuó en 1564 cuando se organizó una exploración constituida por cinco embarcaciones que partió del puerto de Acapulco en la Nueva España, rumbo al oriente. Estuvo al mando de Miguel de Legazpi, que arribó a las islas Filipinas exitosamente, retornando un año después al puerto de origen realizando por primera vez la travesía por el océano Pacífico de ida y vuelta. El descubrimiento de esta ruta, abrió la comunicación directa entre las posesiones ibéricas, la Nueva España y las Filipinas, que a su vez facilitó la comunicación con la metrópoli. Con este viaje dio inicio el florecimiento de los mercados coloniales de las Filipinas y de México. El viaje se realizaba anualmente y se denominó la Nao de la China, proveyó de gran cantidad de objetos suntuarios principalmente sedas y telas preciosas, porcelanas, alfombras persas y chinas, mobiliario fino como biombos, escritorios, roperos y camas; estaño, plomo, hierro y pólvora junto con las especias que se surtían de las Molucas, Java y Ceilán. De la Nueva España se remitían grandes cantidades de plata, cacao, pieles y maderas preciosas. En el Parián se embarcaban los productos procedentes de toda Asia. Parián se le denominaba al mercado filipino de Manila a donde se reunían todas las mercaderías de los países del área destinadas a su envío a la Nueva España, que a su vez las remitía a la metrópoli, ya con un importante incremento en los precios. En las filipinas existía una raza aborigen denominada Tagalos, de origen malayo, de cuyo vocabulario se deriva la palabra Parián, cuyo significado es “mercado chino”. La voz Parián se trasladó junto con muchas otras cosas al nuevo mundo y fue adoptada en el vocabulario español de manera tal, que en la Ciudad de México se llamó Parián al conjunto de negocios organizados en la plaza principal, ahora llamado zócalo y cuyo nombre se propagó a todas las ciudades y pueblos de México, formándose una simbiosis con la palabra mercado de origen náhuatl. En Reynosa existe en el centro del mercado Zaragoza, una construcción fabricada de ladrillo, con arcos hacia los cuatro puntos cardinales y que sirvió de base para que de allí se derivaran los pasillos y demás locales comerciales. Según el historiador Octavio Herrera, “el pueblo y las autoridades de Reynosa construyeron en 1881 el Parián en la Plaza Zaragoza”. El historiador reinosense, don Donato Palacios, discrepa de su homólogo Herrera y publica en la Revista Nacional editada en Abril de 1949, que: “En 1898 el Licenciado Juan B. Chapa, Presidente Municipal de la todavía villa, realiza importantes mejoras en la población: Se reconstruye la Casa Municipal y se le agrega el segundo piso. Se amplía la iglesia y se erige la torre para colocar el primer reloj. Se edifica en el centro del mercado, una casa para el expendio de carne”. Sin embargo, ninguno de los dos historiadores tuvo el cuidado de observar detenidamente el inmueble citado, ya que sobre el arco del lado oriente existe la fecha que se supone es de su construcción: 1882. Posteriormente, una administración municipal vendió y escrituró los lotes del mercado Zaragoza a sus posesionarios incluyendo el Parián, el cual se conserva todavía como originalmente se construyó.
Arco del Parián donde se observa el año de su construcción: 1882.
La calle Matamoros vista desde la calle Porfirio Díaz, a la derecha está el Mercado Zaragoza. Foto de México Fotográfico, ca 1924.
Mercado Zaragoza en 1920. Al centro, el Parián.