Cuando se dio a conocer el logo que representaría a España en el mundo, en 1983, nadie se imaginó que aquellos trazos abstractos escondían un acto de valentía y generosidad. En un primer momento, el llamado Sol de Miró, primer logo de Turespaña —entidad pública que promociona a España como destino turístico en el mundo—, recibió duras críticas y burlas de quienes no lo entendían como símbolo de un país.
Sin embargo, elegir para su diseño a uno de los grandes iconos del arte abstracto, Joan Miró, fue una idea revolucionaria del primer director general de Turespaña, Ignacio Vasallo, quien había recibido bocetos y propuestas de todo tipo para el logo pero ninguno le convencía.
Fue entonces cuando sugirió algo insólito hasta la fecha. ¿Y si se lo encargaba a alguno de los grandes artistas españoles que seguían vivos, como Antoni Tàpies, Salvador Dalí o Joan Miró?
Curiosamente, ninguno respondió a las cartas en las que les solicitaba que pintaran un logo.
No obstante, Vasallo no se dio por vencido y consiguió, a través de un amigo personal de Miró, que el artista atendiera su petición. Su avanzada edad y salud delicada no le permitían pintar un diseño desde cero, pero accedió a fusionar dos de sus creaciones originales, sobre las que mantenía los derechos de autor.
Miró eligió las letras que había creado para representar a España en el Mundial de Fútbol de 1982, y el sol y la estrella, que había pintado para la exposición de homenaje a Picasso organizada por la Fundación Maeght, en Saint-Paul-de-Vence, en 1967. Así nació el "Sol de Miró", protagonista de la campaña Spain.
Everything under the sun, que se convertiría en el símbolo inconfundible de las acciones de promoción del turismo en el mercado exterior.
Con este logotipo, España se atrevió, por primera vez en la historia de la publicidad, a emplear una obra de arte abstracto para comunicar una idea y representar a un país, alejándose de las típicas representaciones con banderas.
También era la primera vez que un artista de reconocimiento internacional se atrevía a crear un diseño para una campaña de marketing. Miró, que no daba puntada sin dedal, se había interesado en sus años de surrealismo por la "peinture-poésie" (pintura como poesía visual) y posteriormente había creado un lenguaje propio de signos, con los que se comunicaba a través de sus obras.
- Por eso era el artista perfecto para lanzar un mensaje subliminal a través de su logo, capaz de condensar ideas en un lienzo con cuatro colores. Así, en el Sol de Miró, las letras irregulares y notas de color diferentes en la palabra España reflejaban la diversidad del país y la bandera; el color negro simbolizaba el carácter fuerte de los españoles; el rojo, su pasión; el amarillo representaba la luz y alegría irradiada por el sol, y el verde, los campos y la naturaleza del país. Era su visión de lo que representaba España, como país mediterráneo bajo el sol, con los valores que identifican la marca y la cultura.
En marzo de 1983, el director de Turespaña acudió a la casa-estudio de Miró en Mallorca, salpicada de caballetes y lienzos, a pagarle por el logo que había diseñado: le ofreció diez millones de pesetas, cerca de 60.000 euros.
El artista le observó con sus intensos ojos azules y fue categórico: "Per al Rei i el Govern, tot gratis" ("Para el Rey y el Gobierno, todo gratis"), zanjó, sin aceptar ni un céntimo. Uno de los principales pintores del siglo XX acababa de regalar una obra de arte de valor incalculable para promocionar a su país.
Sin saberlo, Miró también había creado escuela y, años después, destinos como Turquía, Polonia o Croacia copiarían la idea de incluir símbolos identitarios en sus campañas de publicidad turística.
Aunque, desafortunadamente, el artista falleció antes de contemplar la puesta en marcha de la campaña de Turespaña, su última obra ha sido empleada durante los últimos 40 años para posicionar a España como un país bañado por el sol, pionero, abierto y hospitalario. El logotipo ha estado presente en todas las campañas internacionales que han situado al país entre los mejores destinos turísticos del mundo y tercer país por número de turistas en el ranking internacional. A pesar de los cambios que han sucedido en las últimas cuatro décadas, solo existen dos cosas que el tiempo no puede borrar: el sol y el arte convertido en símbolo, original y atemporal como el primer día.