´Miss Mole´, la novela doméstica británica

Situada en el periodo de entreguerras e impecablemente escrita, esta historia sobre la vida cotidiana se desenvuelve con una sugestiva y muy bien conseguida ambivalencia de sentimientos

Esta novela responde con fidelidad a lo que se llama "novela doméstica", un género muy propio del Reino Unido, en particular por las estupendas escritoras en lengua inglesa de finales del siglo XIX hasta mediados del XX.


NARRATIVA

Es una narrativa de corte tradicional, decididamente ajena al desarrollo de las aventuras de las vanguardias del primer tercio del pasado siglo y que, como su nombre sugiere, se desenvuelve en ese mundo de la vida hogareña y de vecindario y encuentra un filón en las historias de toda la aparente insignificancia de la vida cotidiana.

En este caso, nos introducimos en el hogar del reverendo Robert Corder, un viudo con dos hijas cuyo desarrollo está severamente bloqueado por el dominio del padre, personaje poseído de un egoísmo autoritario que cultiva en la medida que juzga la vida y a sus semejantes consigo como única e indiscutible referencia, lo que desemboca necesariamente en un poder inobjetable respecto al orden biempensante, el cual rige todos los movimientos de sus convecinos y feligreses, empezando por su propio hogar.

Un día, Hannah Mole, una mujer madura cuya profesión es la de ama de llaves y que a lo largo de su vida no ha tenido asentamiento fijo, regresa a Radstowe, su lugar de nacimiento y primera juventud, y se aloja en la casa de huéspedes de la señora Gibson.

Allí conviven un tal señor Ridding —a quien Hannah salva de morir por inhalación de gas del horno— y el señor Blenkinsop, que parece atraerla.

La prima de Miss Mole, Lilla Spencer-Smith, persona de respeto en el pueblo, le consigue el puesto de ama de llaves del reverendo, un hombre "que no tenía que esforzarse porque había descubierto que el esfuerzo era innecesario.

Aceptaba como merecido el particular grado de adulación que recibía un hombre de su posición y sólo se asombraba si le negaban los cumplidos".

La autora divide la novela en capítulos cortos que proporcionan al relato un ritmo de cadencia lenta basada en la descripción perfeccionista y minuciosa de las emociones y los objetos.

Tan sólo la mirada de la autora es la que se ocupa de mostrar el revés de esas vidas anodinas, es decir, ese espacio de vida donde la gente ininteresante es capaz de atraer al lector.

Comienza cada capítulo con una entrada descriptiva, bien de escenario, bien de sentimientos y, poco a poco, va afinando sus personajes, porque es una novela de personajes, sobre todo.

  • Ethel, la hija mayor del reverendo, sólo desea encontrar a un hombre para huir de su casa, y Ruth, la menor, aún en edad escolar, ve en Hannah una cercanía que añora en su madre fallecida. Con ellos vive también su primo Wilfred, que se enamora de Hannah, al que Corder detesta, pero acepta en su casa obligado a rendir pleitesía a la riqueza de la madre de éste.

"A los 40 años todos los deseos, ambiciones, esperanzas y desilusiones [de la señorita Mole] habían dejado su mente en calma"; pero en modo alguno habían deslucido su inteligencia y comprensión. En realidad, es más inteligente y perceptiva que el señor Corder, lo que a él no deja de inquietarlo.

En la casa, "nadie veía a la señorita Mole a solas en su palomar (...) todos eran muy jóvenes o muy egocéntricos para comprender que para esa mujer su vida era tan importante como para ellos la suya".

Con todo ello arma la autora esta novela donde Hannah da vida a la casa con su buen carácter e imaginación. Sola, se interesa por el señor Blenkinsop, pero los rumores sobre la razón por la que abandonó Radstowe amenazan con traer problemas.

Una novela de género menor situada en el periodo de entreguerras, pero impecablemente escrita, que se desenvuelve con una sugestiva y muy bien conseguida ambivalencia de sentimientos.