Con la intención de rendir tributo a su infancia y a los niños de su ciudad natal, el arquitecto autodidacta Tadao Ando (Osaka, 81 años) se animó a levantar la Nakanoshima Children´s Book Forest, una biblioteca para jóvenes basada en la idea de crecimiento asociada a la infancia y en la creencia de que los libros son buen alimento para la mente.
Ambas se fusionaron para generar una suerte de bosque de libros para el aprendizaje; un espacio libre donde leer y disfrutar de la literatura.
PROYECTOEl propio Ando se hizo cargo del coste de la construcción del proyecto, situado junto al parque Nakanoshima, en una isla que acoge diversas instituciones culturales de la ciudad.
La biblioteca adopta la forma de un arco de circunferencia y se conecta con el río Dojima por la fachada trasera, a través de una gran terraza cubierta por un dosel de hormigón.
"Imaginé la forma como un arco momentos antes de lanzar una flecha", dijo el arquitecto. En la puerta destaca un empeño de Ando: la escultura de una manzana verde y gigante, símbolo de la juventud temprana en Japón, pues representa una fruta que aún no está madura.
Cuando le preguntaron por el germen del edificio, el arquitecto confesó que se había basado en el poema Juventud de Samuel Ullman, que empieza así: "La juventud no es una época de la vida; / es un estado mental; / no es una cuestión de mejillas sonrosadas, / labios rojos y rodillas flexibles; / se trata de una cuestión de voluntad; / una cualidad de la imaginación; / un vigor de las emociones; / es la frescura de los manantiales profundos de la vida".
El interior, paredes revestidas de libros, queda definido por un conjunto de escaleras, pasarelas y pasillos que dan forma a un laberinto tridimensional que recuerda a las enigmáticas composiciones de los grabados xilográficos del artista neerlandés Maurits Cornelis Escher. Una bibliotecaria guía al visitante por un hermoso atrio de tres plantas y cuenta que el rango de edad de los libros va de los cero hasta los 13 años.
- Cuando se le dice que hay algunos abuelos leyendo, contesta: "Claro, ¿y?". Ah, entonces lo entiendo. Ante los maravillosos libros infantiles de Taro Gomi me veo a mí mismo leyendo en voz alta años atrás: "Con mi amigo el búho aprendí a observar la noche. Con mis amigos los pájaros aprendí a cantar.
Con mis amigos los libros aprendí a leer". Las lecturas no se ordenan por género, sino por preferencias: "Los que aman los animales", "Historias y palabras", "De Osaka a Japón y de Japón al mundo", "Pensando en el futuro próximo", "Jugar con la naturaleza".
En las paredes desnudas del interior se proyecta el espectáculo Fragmentos de libros, creado por la empresa de proyectos artísticos y tecnológicos Rhizomatiks. Son frases cortas, aforismos extraídos que cobran vida a través de una proyección dinámica que simula un ambiente tridimensional. El diseño es sobrio, sin colores, para dejar el mayor espacio posible a la imaginación.
"Nací y crecí en la zona de Kansai y toda mi carrera se desarrolló aquí", explicó Ando al inaugurar el espacio en 2020.
"Como muestra de gratitud hacia mi ciudad, decidí diseñar y divertirme con esta estructura responsabilizándome de la totalidad del coste de construcción. Nakanoshima es una esbelta isla situada entre dos ríos. Su cruce se sitúa en el corazón de la metrópoli, núcleo de la historia y la cultura de Osaka. Todos sus habitantes comprenden su belleza y la llevan en el corazón. Cuando era niño frecuentaba este paisaje y ha permanecido en mi memoria".