Caravaggio (Milán, 1571-Porto Ercole, 1610), el gran artista del Barroco y de la Contrarreforma, fue un pintor muy apreciado en su época, cuyos servicios se disputaban nobles y cardenales, que encima le ayudaban a salir de todos los líos en los que se metía. Porque además de un creador que revolucionó la historia del arte, Caravaggio, seudónimo de Michelangelo Merisi, fue un asesino pendenciero ?algunos biógrafos creen que incluso llegó a ser un proxeneta? que tuvo que huir varias veces para evitar la cárcel. Tras su muerte, su obra cayó en el olvido, aunque fue recuperada en los años cincuenta del siglo pasado por el crítico de arte y profesor italiano Roberto Longhi. La combinación de vida criminal y olvido ha hecho que muchas pinturas se perdiesen a lo largo de la historia: la obra y la vida de Caravaggio se pueden contar también a través de sus cuadros desaparecidos.
Tras el redescubrimiento por parte de Longhi, Caravaggio se convirtió en uno de los pintores más deseados y buscados, en un símbolo de poder que se disputaban museos y coleccionistas de todo el mundo. El problema es que el número de caravaggios indiscutibles desperdigados por numerosos países no llega a las 70 obras, 20 de las cuales se encuentran en Roma. Es imposible saber cuántas se han perdido: Noah Charney calcula en su libro Museum of Lost Art que entre ocho y 115, una horquilla desconcertantemente alta, pero que refleja los enormes huecos que existen en la vida del artista. La inmensa mayoría de los documentos que se conservan sobre él son judiciales, consecuencia de sus crímenes, y en cambio existen muchos menos papeles sobre su trabajo como artista, por lo que resulta difícil saber cuántas obras pintó pese a que se le han dedicado innumerables biografías.
'La Crucifixión de San Andrés' (1607) de Caravaggio forma parte de la colección de Museo de Arte de Cleveland, Estados Unidos, desde 1976.