El taxista herido al estallar la bomba que llevaba su pasajero frente a un hospital de Liverpool declaró el domingo que fue “un milagro” que sobrevivió al estallido.
En un mensaje transmitido a través de la policía, David Perry se expresó “sumamente agradecido de que ninguna otra persona resultó lastimada por este acto tan vil”.
El suceso ocurrió el 14 de noviembre, justo al frente del Hospital de Mujeres de Liverpool.
La policía ha calificado el hecho de un atentado terrorista y está investigando las intenciones del atacante, Emad Al Swealmeen, quien falleció al estallar el artefacto.
La policía afirma que el dispositivo contenía explosivos y perdigones y pudo haber causado “una cantidad significativa de heridas y muertes” si hubiese estallado bajo otras circunstancias.
Los detectives manejan la hipótesis de que Al Swealmeen, un iraquí cuya petición de asilo en Gran Bretaña había sido rechazada, actuó por su cuenta.
Aun así, el nivel de alerta antiterrorista en Gran Bretaña fue elevado de sustancial a severo, es decir, que un ataque es muy probable.
Perry logró salir del taxi antes de que el vehículo estallara en llamas. Recibió tratamiento en el hospital.
En su comunicado, Perry se expresó “abrumado” por los mensajes positivos y gestos de generosidad que ha recibido tras el estallido.
“Lo que necesito ahora es entender lo que ha pasado y enfocarme en mi recuperación, tanto física como mental”, expresó.
“Sean amables, manténganse alertas y permanezcan seguros”, añadió.