Tokio, Japón
No podía ser de otra forma. Tampoco pueden evitar centrar sus miradas en ese enorme trozo de metal que tanto les representa, porque lo hecho en Tokio va más allá de lo enorme que de por sí representa ser medallistas olímpicas. Lo de ellas es un genuino ejemplo de vida.
Las chicas que dieron a México el bronce en los clavados sincronizados desde la plataforma tienen motivos extra para celebrar aún más su gesta.