Ciudad de México.
César Anaya es elemento de la Policía Federal, lleva siete años trabajando con Roca, una perra labrador dedicada a la búsqueda de narcóticos que este sábado concluyó sus años de servicio, para él será difícil estar sin ella.
"Es bien bonito despedirse, más que de una compañera, una amiga, una confidente, es un pedazo de vida que se va", dijo César a Notimex luego de la cuarta entrega de perros jubilados de la Policía Federal a la Federación Canófila Mexicana.
Desde hace cuatro años, gracias a un convenio con la corporación, esta federación realiza procedimientos de adopción para los canes. Roca es parte del grupo de 28 perros que este año concluyeron su servicio y que vivirán una vida hogareña, luego de años de trabajo con la Policía Federal.
Además de ayudar en la detección de narcóticos y otros elementos derivados del crimen organizado, este elemento perruno ayudaba en el desarrollo de habilidades de nuevos binomios caninos.
Muchos de estos perros son insustituibles, dijo en entrevista el presidente de la Federación Canófila Mexicana, José Luis Pairó, al detallar que desde el inicio de este programa se han entregado aproximadamente 50 elementos caninos.
Refirió que antes, al concluir su servicio, de 10 años en promedio, estos canes eran sacrificados, por lo que se realizó un acercamiento con la Policía Federal para que en lugar de ello fueran enviados, en adopción, a un hogar, con una familia.
Detalló que sólo para este año la federación que él preside recibió siete mil solicitudes de adopción, lo que significa que los mexicanos están muy comprometidos con el tema del cuidado animal.
Por ello Pairó consideró que más instancias que utilizan elementos caninos deberían sumarse al tema de la adopción una vez que éstos terminen sus funciones.
Durante la entrega de los canes, las nuevas familias acudían conmovidas a recibir a sus nuevos integrantes que eran dejados con nostalgia por parte de los elementos policiacos.
Algunos de los ex perros policía se fueron a otras entidades de la República como Durango y Querétaro, y las familias coincidían en la felicidad y los nervios de integrar a un nuevo miembro a su familia.
Santiago, policía que entregó a Presley tras muchos años de servicio señaló con nostalgia algunas de las necesidades del can, y con una sonrisa expresó: “al menos Presley si se alcanzó a jubilar, nosotros quién sabe”.