La viuda del último dictador militar de Corea del Sur emitió una disculpa por los “dolores y cicatrices” provocados por el gobierno brutal de su esposo, durante una ceremonia efectuada el sábado en un hospital de Seúl a la que acudieron parientes y exasesores para rendir homenaje a Chun Doo-hwan.
Chun, que tomó el poder después de un golpe de Estado en 1979 y aplastó violentamente las manifestaciones prodemocráticas al año siguiente antes de ser encarcelado por traición en la década de 1990, falleció el martes en su casa de Seúl a los 90 años.
En el último de cinco días de honras fúnebres, la familia de Chun realizó un servicio funerario en el Hospital Severance de Seúl antes de trasladar sus restos a un parque memorial para su cremación. La viuda de Chun, Lee Soon-ja, dijo durante la ceremonia en el hospital que su esposo había dicho que quería ser cremado y que sus cenizas fueran esparcidas en áreas fronterizas cerca de Corea del Norte.
CRIMENES SIN ESPECIFICAR
“Conforme concluimos la procesión fúnebre hoy, me gustaría ofrecer una profunda disculpa en nombre de nuestra familia hacia las personas que sufrieron dolores y cicatrices durante el tiempo que pasó mi marido en el puesto”, dijo Lee, sin especificar los crímenes de Chun.
Chun nunca se disculpó por sus atrocidades, que incluyeron supervisar una masacre de cientos de manifestantes a favor de la democracia en la ciudad sureña de Gwanghu en 1980, uno de los momentos más oscuros en la historia moderna del país conforme intentaba consolidar su gobierno tras el golpe de Estado.