Ciudad de México.
Las opciones de política pública en caso de una nueva baja de calificación para Pemex, son cada vez más complejas.
Especialistas ven aún algunas alternativas: destinarle más recursos públicos a la empresa, ya sea directamente del presupuesto o trasladando dinero del Fondo de Estabilización; usar la banca de desarrollo; realizar una venta masiva de acciones de Pemex en mercados locales; o bien, rectificar la estrategia y abrir la puerta a más inversión privada.
Para Marco Oviedo, jefe de Investigación Económica para América Latina de Barclays, una segunda baja en la calificación crediticia, luego de que lo hiciera Fitch recientemente, obligaría a fondos de inversión a vender sus posiciones en Pemex.
Frente a esa situación Pemex demandaría ayuda de inmediato y cualquier política que implique más recursos se quedaría corta, ya que ese tipo de apoyos dan resultados en el mediano plazo.
De hacerlo, inmediatamente se elevaría la tasa de financiamiento hasta 50 puntos base.
De aquí la urgencia de conocer a detalle el plan que tiene el Gobierno para Pemex y que el pasado 26 de junio, Arturo Herrera, subsecretario de Hacienda, aseguró que se daría a conocer en 10 días, ya que faltaba la aprobación del Consejo de Administración.
Dijo que lo más importante del contenido, es cómo se revertirá la caída en la producción y la fuente de financiamiento para llevar a cabo estas actividades.
Para Marcelo Delajara, analista de Crecimiento Económico del Estudios Económicos Espinoza Yglesias (CEEY), la cantidad de recursos que requiere Pemex es enorme.
La diferencia de activos y pasivos en Pemex es negativa por 1.5 billones de pesos, por lo que se requiere esta cantidad para estabilizarla, refirió.
"El gobierno recauda en ingresos tributarios 13 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto). Lo que necesita el Gobierno para estabilizar a Pemex es 7.5 por ciento del PIB. Es imposible reducir el gasto del Gobierno en esa magnitud.
"Ningún país recorta el gasto público en 5 por ciento en promedio como lo está haciendo el gobierno de AMLO sin que esto tenga un impacto en la economía", dijo.
Delajara agregó que Pemex tendría que recurrir a la inversión privada.
En eso coincide Esteban Polidura, jefe de Productos de Inversión y Coordinación de Soluciones para América Latina de Julius Baer, al señalar que el Gobierno debería crecer los proyectos con los privados para compartir riesgos y retorno.
En primera instancia debe reactivar las licitaciones para exploración y producción de petróleo (Farmouts) para después realizar asociaciones público privadas y poder construir plataformas de extracción y realizar concesiones por tiempo limitado, aseguró.
Además debe elevar las garantías para ciertas emisiones de deuda de Pemex, refirió.
Polidura, expuso que en una situación más apremiante, el Gobierno puede retomar el proyecto de usar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) para cubrir el vencimiento de los pagos de la deuda de la petrolera, sostuvo.
Sin embargo, este Fondo está diseñado para compensar bajas en los ingresos, por lo que deberá adecuarse legalmente y considerar que son recursos que tendrían que reponerse en un mediano plazo.
Otra posibilidad sería dar garantías mediante la banca de desarrollo para que la tasa de retorno se equipare al nivel de los Certificados de la Tesorería de la Federación (CETES), opinó.
Delajara, agregó, que incluso podría considerarse la venta masiva de acciones de Pemex con inversionistas locales, como lo hizo Margaret Thatcher en Reino Unido para rescatar empresas públicas.