A lo largo de los 2.6 kilómetros de extensión que tiene el Parque Lineal Anzaldúas, hay siete cruceros viales que cruzan al manto de agua y que es el escenario en donde todos los días se libra una auténtica batalla de supervivencia para quienes se ganan en estos puntos viales la vida y desafían de paso la pandemia de Covid-19.
Son siete puentes vehiculares y dos pasos a desnivel que cruzan al canal Anzaldúas y en estos puntos viales, EL MAÑANA pudo contabilizar alrededor de 45 personas que dependen de estos cruceros del Parque Lineal para sobrevivir.
Desde el inicio del Parque Lineal en el crucero de Río Mante y Lateral del Canal Anzaldúas hasta la Calle París en la colonia El Circulo, lo mismo se emplean como limpiavidrios, malabaristas, payasitos, vendedores de mandarina, cacahuate, limpia carros, pedigüeños y niños que acompañan adultos.
En cruceros como Boulevard Morelos y Lateral Anzaldúas se ha formado incluso una pequeña comunidad, en donde diariamente 10 personas de diferentes edades conviven entre ellos, comen y luchan por unas monedas de los apurados automovilistas que apenas por breves segundos hacen parada.
Igual sucede en el crucero de Calle San Luis Potosí hacia la Zona Centro, en donde jóvenes bulliciosos acaparan la esquina del semáforo, seguidos a distancia de una mujer y dos niños que se escurren entre los autos en cada alto, ofreciendo cacahuates y bolsas de mandarina a 10 pesos.
La mayoría no se conocen entre ellos, pero algo en común que parece unirlos es la necesidad imperiosa de ganarse la vida en estos días en que una emergencia sanitaria llegó para quedarse por tiempo indefinido y mantener a todos aislados y con temor potencial de contagio. Para ellos son riesgos que se deben asumir y correr de ello no solo depende su sustento, también la oportunidad de vencer en una suerte de juego de ruleta rusa al Covid 19, tan solo por un día más.
Desafían diariamente el riesgo de contagio de Covid-19, pero la necesidad impone al reto.