Un 60 por ciento de los estadounidenses están a favor de que se aplique la pena de muerte para presos condenados por asesinato, según un sondeo del Pew Research Center que refleja principalmente dudas prácticas sobre este castigo, entre ellas el temor a que puedan ser ejecutadas personas inocentes.
2020 fue el año con menos ejecuciones en Estados Unidos de las últimas tres décadas y, en líneas generales, la tendencia en el uso de la pena capital es a la baja. Sin embargo, por ahora solo un 39 por ciento de los ciudadanos se muestran en contra y, dentro de este grupo, el rechazo frontal ronda el 15 por ciento.
El respaldo a las ejecuciones ha caído cinco puntos en relación a agosto de 2020 --cuando era del 65 por ciento-- y ha aumentado, en cambio, la proporción de quienes piensan que hay un riesgo real de que mueran personas inocentes por la acción de la Justicia norteamericana.
Un 78 por ciento de las 5.109 personas entrevistadas por Pew Research Center así lo reconoce, mientras que solo un 21 por ciento opinan que hay garantías suficientes. Amnistía Internacional estima que, desde 1976, 150 personas condenadas a muerte han sido absueltas, aunque en algunos casos este veredicto absolutorio llegó demasiado tarde, cuando ya habían sido ejecutadas.
Por otra parte, más de seis de cada diez estadounidenses creen que la existencia de este castigo no funciona como elemento disuasorio para la comisión de los delitos más graves.
El debate tiene también un frente racial, ya que el 56 por ciento piensa que los ciudadanos afroamericanos tienen más posibilidades de ser condenados a pena de muerte, un dato que se dispara hasta el 85 por ciento si se tienen en cuenta únicamente la opinión de los negros.
Por partidos, siguen siendo los simpatizantes del Partido Republicano los más favorables a la pena capital --un 77 por ciento--, y un 40 por ciento de ellos se muestran a favor sin fisuras. En el lado demócrata en cambio, el grado de oposición alcanza el 53 por ciento.