Especialistas en el sector energético advirtieron ayer que si se aprueba la iniciativa de reforma eléctrica del Ejecutivo federal, México le estaría dando la espalda a sus compromisos internacionales en materia de cambio climático, pues la caída en la generación de energías renovables y el creciente uso de combustóleo dispararía las emisiones de contaminantes.
José Luis Luege, exdirector de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), aseguró que la política energética propuesta por el Gobierno federal es inaplicable en el corto y mediano plazos.
Durante el Parlamento Abierto convocado por la Cámara de Diputados para analizar la propuesta, indicó que el combustóleo mexicano se ha convertido en un cuello de botella, lo que ha llevado al Gobierno federal a plantear una “política equivocada” con el objetivo de dar salida a dicho combustible a través de las viejas termoeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Luege explicó que mientras no se hagan las reformas tecnológicas necesarias, en los próximos años las refinerías mexicanas no podrán modificar su patrón de producción, que actualmente consiste en 31 por ciento de combustóleo, contra 25 por ciento de gasolina, mientras que en Estados Unidos y Europa, la producción del primero es, en promedio, de 5 por ciento.
A ello, dijo, se suma el hecho de que el combustóleo que se produce en México tiene contenidos de azufre de entre 3.5 y 6 por ciento, lo que lo ha llevado a perder mercados internacionales, en donde la norma establece un máximo de azufre de 0.5 por ciento.
“(El combustóleo) se ha convertido en este momento en el cuello de botella de la extracción y de la refinación del petróleo; al no tener salida en los mercados internacionales satura el almacenamiento y frena tanto el proceso de refinación como de extracción”, reiteró.
Luege aseveró que de aprobarse en sus términos la propuesta del Ejecutivo federal, se dispararían todos los contaminantes, sobre todo el dióxido de azufre y las partículas PM 2.5, lo que generaría consecuencias gravísimas para la población, como enfermedades respiratorias, cardiovasculares, neurosiquiátricas e incluso la muerte prematura.
Alberto de la Fuente, presidente del Consejo Consultivo de Empresas Globales, advirtió que la reforma propuesta por el Ejecutivo federal le queda chica a México, porque propone que la CFE sea la única responsable de la transición energética, a pesar de que no cuenta con la infraestructura ni los recursos para atender la demanda de energías renovables y avanzar hacia un futuro de menos emisiones.
Indicó que las empresas globales quieren y pueden apoyar en ese proceso, pero si se aprueba en sus términos, la reforma no los dejaría.
Con el mecanismo de despacho que se propone, agregó, las energías renovables caerían 32 por ciento al año con respecto al total de la energía generada, además de que las emisiones de contaminantes se dispararían en un 14 por ciento al año, de acuerdo con sus estimaciones.
Informó que algunas de las empresas del Consejo que encabeza, tienen el compromiso de usar energías renovables en 100 por ciento de sus operaciones globales en 2024.
De la fuente indicó que sólo para cumplir esas metas de consumo de renovables, México requeriría generar 6.3 gigawatts adicionales, lo que equivale a 50 por ciento más de la capacidad instalada en 2020 y a una inversión de más de 6 mil millones de dólares, es decir, 123 mil millones de pesos.
“Si es aprobada la iniciativa en sus términos, México le estaría dando la espalda a sus compromisos internacionales. No hay forma de lograr que el 35 por ciento de nuestra energía provengan de fuentes limpias para 2024; como vamos, a duras penas alcanzaríamos 25 por ciento, y tampoco se podría llegar a la meta de reducir emisiones en 31 por ciento para el sector energético en 2030”, advirtió.
DEFIENDEN EL PROYECTO
La subdirectora de Investigación en la Dirección de Inteligencia Energética en CFEnergía, Dacsina Petro Vonduben, consideró contradictorio exigirle a la empresa productiva del Estado que renuncie a sus centrales de ciclo combinado y a sus nucleoeléctricas, cuando las empresas privadas no han dejado ni dejarán de ocupar activos fósiles a nivel mundial.
Aseguró que es un mito que las empresas privadas no inviertan en energías fósiles y que el aprovechamiento de la electricidad que producen sea inocuo para el medio ambiente y la sociedad.
Las empresas internacionales, dijo, avanzan en la conformación de un esquema mixto de producción de energía, a partir de combustibles fósiles y renovables.