En el centro de la escena estará una historia de espionaje más propia de 007 que de las intimidades de un pontificado.
Según testimonios escritos obtenidos el jueves, uno de los asesores principales del papa Francisco trajo agentes del servicio secreto italiano a buscar micrófonos ocultos en su oficina y les encomendó informes de inteligencia, pasando por alto a la policía del Vaticano.