MADRID
Mientras muchos mercados sobre ruedas siguen cerrados en Europa, la reapertura del Rastro parece ser otro ejemplo de la apuesta de la capital española para mostrar que las fuertes restricciones debido al coronavirus pueden no ser necesarias mientras se adopten algunas precauciones, aunque han aumentado los contagios.
Esa postura ha sido tanto criticada como elogiada.
Después de largas negociaciones, las autoridades de la ciudad acordaron que el Rastro podría abrir al 50% de su capacidad, y la mitad de sus 1.000 puestos alternará cada domingo para recibir máximo a 2.700 personas.
Apoyados con drones, la policía monitoreará el mercado para evitar el hacinamiento.
El Rastro, que data de los años de 1700, vende la mezcla habitual de mercadillos de antigüedades: ropa, muebles, baratijas y curiosidades en puestos que serpentean a través de un barrio parecido a una madriguera junto a la majestuosa Plaza Mayor de Madrid.
Un lugar tradicional de reunión y bebida, el bullicioso mercado de los domingos suele atraer a miles de turistas y lugareños por igual. Antes de la pandemia, si uno llegaba después de las 11 de la mañana, era casi imposible moverse.
España ha sido uno de los países europeos más afectados por el virus, registrando más de 1,5 millones de casos y más de 42.500 muertes.