Los nazis invadieron la Unión Soviética el 22 de junio de 1941 y el país tuvo 27 millones de muertos en lo que llama la Gran Guerra Patriótica. Los sufrimientos y sacrificios han dejado una honda cicatriz en la psiquis nacional, y el Día de la Victoria, que marca el fin de la guerra en Europa y se festeja en Rusia el 9 de mayo, es la fiesta cívica más importante de la nación.
“El día 22 de junio aún provoca ira y dolor en los corazones de todas las generaciones, causando pesar por las vidas destruidas de millones de personas”, dijo Putin en un discurso en la Tumba del Soldado Desconocido junto al muro del Kremlin. “Esos sufrimientos, esos años terribles están impresos en nuestra memoria”.
La invasión nazi ocupó rápidamente el oeste de la Unión Soviética y llegó a 30 kilómetros de Moscú. Pero el Ejército Rojo se rehízo, derrotó a los nazis cerca de la capital, les infligió una derrota aplastante en la Batalla de Stalingrado en 1943 y los obligó a retroceder a través de Europa hasta la misma Berlín.
El Kremlin siempre ha buscado el reconocimiento internacional de los sacrificios del país durante la guerra y su papel en la derrota de los nazis.
En un artículo publicado el martes en el semanario alemán Die Zeit, Putin destacó que “a pesar de los intentos de reescribir las páginas del pasado que se hacen hoy, la verdad es que los soldados soviéticos no vinieron a Alemania a vengarse de los alemanes sino con una misión grande y noble de liberación”.
Elogió los esfuerzos realizados en la posguerra para restaurar la confianza mutua, pero atribuyó el deterioro de la seguridad a la expansión de la OTAN hacia el este para incluir a países del antiguo bloque soviético en Europa central y del este y las repúblicas del Báltico que formaban parte de la Unión Soviética.
“Esperábamos que el fin de la Guerra Fría fuese una victoria común para Europa”, dijo Putin en el artículo. “Pero se ha impuesto un enfoque distinto basado en la expansión de la OTAN, una reliquia de la Guerra Fría. Catorce países nuevos, incluidas las repúblicas que formaban parte de la Unión Soviética, ingresaron a la organización, lo que efectivamente destruyó las esperanzas de un continente sin líneas divisorias”.