Un bebé de cuatro meses de edad le sonríe... ¿por qué lo hace? Esta pregunta se hicieron científicos de la Universidad de California, en San Diego, quienes programaron un humanoide para que sonriera como un bebé y encontraron que, automáticamente se generó un acto reflejo en quien veía al robot.
Provoca 'bebé-robot' sonrisas
Un bebé de cuatro meses de edad le sonríe... ¿por qué lo hace? Esta pregunta se hicieron científicos de la Universidad de California, en San Diego, quienes programaron un humanoide para que sonriera como un bebé y encontraron que, automáticamente se generó un acto reflejo en quien veía al robot.
Javier Movellan, titular del desarrollo, precisa que el trabajo confirma que los bebés ríen para despertar una reacción similar en sus acompañantes, principalmente su madre.Los investigadores afirman que los bebés logran su objetivo mediante el uso correcto del tiempo, al igual como los comediantes que narran chistes y sonríen poco para maximizar la respuesta de la audiencia.Si alguna vez has interactuado con los bebés, sospechas que están tramando algo cuando están sonriendo. No lo hacen al azar, apunta Movellan en un artículo publicado en la revista PLOS ONE.Para imitar el comportamiento del bebé, el especialista del Laboratorio de Percepción y su equipo recurrieron a la teoría del control óptimo, que les permitió diseñar y programar robots mediante ingeniería inversa.Para la programación, los ingenieros utilizaron datos de un estudio que observó el cara a cara interacciones de los 13 pares de madres e hijos menores de cuatro meses, que incluía una medición del tiempo de cuándo y con qué frecuencia ambos sonreían.Movellan precisó que el análisis de los datos de control de la teoría encontró que 11 de los 13 bebés en el estudio mostraron signos claros de una sonrisa intencional.Desde hace varios años, el Ingeniero en Robótica trata de programar un robot humanoide capaz de establecer interacciones sociales.Para el trabajo se utilizó un robot, llamado Diego, que interactuó con 32 estudiantes de la Universidad de California, individualmente, y durante sesiones de tres minutos en los que reproducía uno de cuatro comportamientos diferentes.Por ejemplo, el equipo fue programado para devolverle la sonrisa cada vez que los estudiantes de pregrado lo hacían también.Cuando Diego se comportó como los bebés en el estudio, los estudiantes de pregrado se comportaron como las madres de los bebés: ellas sonreían mucho, incluso mientras el robot no lo hacía tanto.Lo que hace a nuestro estudio único es que encontramos que los bebés tienen sus propias metas en la interacción, incluso antes de los cuatro meses de edad, finalizó Movellan.