Preparan ucranianos la resistencia a la invasión

Unos se ofrecen con entusiasmo a rechazar una ofensiva rusa y los que quieren que los dejen en paz

La entrenadora de tenis de mesa, la esposa del capellán, el dentista y el agitador nacionalista tienen poco en común, salvo el deseo de defender su ciudad y el esfuerzo a veces vacilante de hablar ucraniano en lugar de ruso.

La situación en Járkov, apenas a 40 kilómetros de decenas de miles de soldados rusos apostados en la frontera con Ucrania, parece particularmente peligrosa. La segunda ciudad de Ucrania es un centro industrial e incluye dos plantas que reparan o fabrican tanques de la era soviética.

También es una ciudad de más de 1 millón de habitantes dividida entre los que hablan ucraniano y los que se aferran al ruso que los dominaba hasta hace poco; entre los que se ofrecen con entusiasmo a rechazar una ofensiva rusa y los que quieren que los dejen en paz. Cuál será el bando ganador en Járkov bien podría decidir la suerte de Ucrania.

Si Rusia invade, algunos dicen que están dispuestos a abandonar la vida civil para librar una guerra de guerrillas contra una de las principales potencias militares del mundo. Esperan que muchos ucranianos hagan lo mismo.

“Hay que proteger la ciudad”, dijo Viktoria Balesina, que enseña tenis de mesa a adolescentes y tiñe su pelo corto de violeta intenso. “Tenemos que hacer algo, no sembrar el pánico y caer de rodillas. Eso no lo queremos”.

RECIBEN INSTRUCCIÓN

Balesina recuerda cómo la presionaban para asistir a actos prorrusos durante las protestas que agitaron Ucrania tras el ataque ruso de 2014, un año que cambió su vida. Desde que nació en Járkov hablaba ruso, pero lo cambió por el ucraniano y se sumó a un grupo de una docena de mujeres que se reunían una vez por semana en un edificio de oficinas para recibir instrucción en la defensa de la población.

Ahora habla el ucraniano de manera casi fluida, aunque tiene dificultades con algunas palabras, y es capaz de recargar una metralleta sin problemas.