MÚNICH
“La situación en Bosnia es más preocupante que nunca. Nunca fue fácil, pero ahora las tendencias centrífugas son realmente muy preocupantes”, dijo Josep Borrell en una conferencia anual de seguridad en Múnich.
El mes pasado, Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra el líder serbobosnio Milorad Dodik, quien durante años ha abogado porque la parte de Bosnia dirigida por los serbios abandone el resto del país y se una a la vecina Serbia. Washington lo acusó de “actividades corruptas” que amenazaban con desestabilizar la región y socavar un acuerdo de paz negociado por Estados Unidos hace más de 25 años.
“Puedo asegurarles que, en estrecho contacto con Estados Unidos, el secretario de Estado (Antony) Blinken y yo hemos emitido una advertencia muy seria. No aceptaremos la ruptura y desintegración de Bosnia y Herzegovina”, dijo Borrell.
Agregó que ha estado en contacto con Dodik “para pedirle que recordara su deber de participar en las instituciones comunes” del país.
Los serbios de Bosnia han estado presionando para crear su propio sistema de recaudación de impuestos, poder judicial e incluso las fuerzas armadas, que hasta ahora se han administrado de forma centralizada.
“Hago un llamamiento a la responsabilidad de los líderes políticos de Bosnia-Herzegovina para evitar la desintegración del país”, dijo Borrell.