BRUSELAS — Los migrantes, desesperados por obtener documentos de residencia legal, iniciaron su huelga de hambre el 23 de mayo en dos universidades y una iglesia de la capital belga. Algunos aseguran que llevan cerca de una década viviendo y trabajando en el país europeo de 11,5 millones de habitantes.
En días recientes, algunos de los migrantes incluso se han negado a beber agua.
Los relatores especiales de Naciones Unidas, Olivier De Schutter y Felipe González, redactaron una carta abierta al secretario de Estado para Asilo y Migración de Bélgica, Sammy Mahdi, en que le piden que tome medidas urgentes sobre el asunto.
“La información que hemos recibido es alarmante y varios de los que se encuentran en huelga de hambre se encuentran entre la vida y la muerte”, dijo De Schutter, el relator especial de la ONU sobre pobreza extrema y derechos humanos.
González, el relator especial de Naciones Unidas sobre derechos humanos de migrantes, señaló que el gobierno belga debería descartar la posibilidad de deportar a los migrantes, dado el estado de salud que presentan.
El gobierno también “debería considerar emitir permisos de residencia temporal que permitan que toda persona que presente una solicitud para quedarse regularice el derecho de ejercer una actividad económica”, añadió González.
En su respuesta a la carta, Mahdi dijo que no debería proponerse una solución colectiva y que ha sugerido a los migrantes en huelga de hambre que presenten sus solicitudes de residencia de manera individual.
De acuerdo con los relatores, cerca de 150.000 migrantes viven en Bélgica sin autorización legal.