CIUDAD DE MÉXICO
Sonaba a ciencia ficción, pero era real, una convocatoria dirigida a chefs cuyo objetivo era elaborar una receta a base de papa, que cumpliera con ciertas características para que astronautas en futuras bases espaciales en el planeta Marte se pudieran alimentar.
Y de entre 70 profesionales de la cocina procedentes de países como España, Estados Unidos, Colombia, Inglaterra, Suecia, Perú y Venezuela, fue la receta de un joven chef mexicano la que obtuvo el primer lugar con el plato “La papa que quiso ser albóndiga”, y una colega nacional merecedora de la “Mención Honorífica” con el postre “Potabrü- D”.
Se trata de Brayan Arturo Pérez Morales y Carla Schettino Sánchez, recién egresados de la licenciatura en Gastronomía en la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Sobre la convocatoria titulada “La papa marciana”, Marco Antonio Covarrubias Castro, director del Centro de Investigación y Capacitación en Gastronomía de la universidad, afirmó a Apro que al recibirla, en agosto pasado, tuvo que revisarla puntualmente para descartar una fake news, pues parecía ciencia ficción, y se dio cuenta que se trató de un llamamiento oficial lanzado por la Fundación Albireo de Cultura Científica, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (de España) y su Universidad de Ingeniería y Tecnología, el Centro Internacional de la Papa, y el Centro de Astrobiología asociado al NASA Astrobiology Institute de Estados Unidos.
Los platillos tenían que cumplir con ciertas características como kilocalorías diarias, peso de ingredientes, tabla nutricional, materias primas, almacenamiento y el mínimo de gasto de energía calórica para cocinarlo (kilowatts).
A tres meses de ello, los jóvenes profesionales viajaron a España con todo pagado para defender sus platillos ante un jurado gastronómico y científico, y así Pérez Morales y Schettino Sánchez resultaron distinguidos.
Los platillos
En conferencia de prensa-degustación en el restaurante Zéfiro, espacio de la Universidad del Claustro de Sor Juana en donde los estudiantes suelen hacer sus prácticas, los jóvenes ganadores explicaron detalles de sus platillos.
En el caso del platillo ganador, Pérez Morales comentó que se trató de un trabajo investigativo que le tomó dos semanas de labor:
“Es una de lo mucho que podemos alcanzar, sobre cómo los profesionales de la cocina podemos profundizar en otras áreas que abarcan las científicas y no solo ubicarnos en la cocina. Mi platillo consiste en tres albóndigas de papa con machaca de res y una mezcla de chile guajillo, chile ancho y cascabel, de tal manera que un platillo para cuatro personas tomaría unos 45 minutos, y freírse sería en una parrilla convencional de .60 kilowatts por hora”, dijo.
Pruebas de concepto científicoTambién vía virtual hasta España, Miguel Ángel Sabadell, astrofísico, doctor en Ciencias y miembro del comité organizador del concurso “La patata marciana”, detalló que se trató de un ensayo de creatividad gastronómico con términos científicos que se lanzó en español porque a su juicio “es importante que la ciencia también se hable en español”.
Relató que desde 2015 hay una investigación sobre el tipo de papas (hay 4,000 variedades de este tubérculo en el mundo) que se pudieran cosechar en Marte, tomando en cuenta el tipo de terreno y la salinidad existente en el llamado “planeta rojo”.
“Y en especial a partir de la idea y de nuevos avances científicos y psicológicos sobre los resultados de largas estadías y jornadas de trabajo en el espacio, y así buscar mejorar las condiciones de vida, algo tan sencillo como que, si comes, bien trabajas mejor”, platicó.
A pregunta de Apro sobre la posibilidad real de que los platillos ganadores se cocinen algún día en Marte, refirió:
“Ahora mismo no hay un viaje concreto en un futuro inmediato, pero tenemos la esperanza, pues servirían como inspiración de lo que se puede llegar a cocinar en Marte. Este tipo de proyectos sirven para sentar las bases de mejores condiciones de vida, mejores condiciones científicas, son ´pruebas de concepto´ para futuras recetas espaciales, son posibles soluciones para utilizar la mayor cantidad de nutrientes y vitaminas necesarias con el mínimo de ingredientes y condiciones, pues enviar 100 gramos al espacio de materia prima cuesta 7 mil dólares en promedio”, dijo.
En la conferencia de prensa también acompañaron a los chefs ganadores la rectora Carmen López-Portillo; la vicerrectora académica Guillermina Torres; y Alaide Jiménez Serna, profesora investigadora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Aunque de momento los platillos ganadores no se encuentran como parte del menú del restaurante Zéfiro, no se descarta la posibilidad de que más adelante los comensales puedan degustar estos platillos.