WASHINGTON — La farmacéutica entra así en la carrera para comercializar el primer medicamento de uso sencillo contra el coronavirus en el mercado estadounidense.
En la actualidad, todos los tratamientos contra el COVID-19 utilizados en Estados Unidos requieren una vía intravenosa o una inyección. Su competencia, la pastilla elaborada por Merck, está siendo revisada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) tras mostrar resultados iniciales sólidos, y Gran Bretaña se convirtió el jueves en el primer país en darle el visto bueno.
Pfizer dijo que solicitará a la FDA y a los reguladores internacionales que autoricen su pastilla lo antes posible luego de que expertos independientes recomendaron detener el estudio en base a la solidez de su resultados. Una vez Pfizer presente su solicitud, la FDA podría tomar una decisión en cuestión de semanas o meses.
Los investigadores en todo el mundo se han apurado para encontrar una pastilla contra el COVID-19 que pueda tomarse en casa y alivie los síntomas, acelere la recuperación y reduzca la enorme carga que soportan hospitales y doctores.
Pfizer publicó el viernes los resultados preliminares de su estudio en 775 adultos. Los pacientes que tomaron su medicamento junto a otro antiviral experimentaron una reducción del 89% en su tasa combinada de hospitalización o muerte tras un mes, en comparación con los pacientes que recibieron el placebo. Menos del 1% de los enfermos que tomaron la nueva píldora tuvieron ser hospitalizados y no hubo muertes. En el grupo de control, el 7% fueron hospitalizados y se registraron siete fallecimientos.