MÚSICA. El antiguo líder del mítico grupo de punk The Only Ones regresa tras más de dos décadas inactivo con How The West Was Won, un disco alegre y romántico
Peter Perrett: ‘Durante años me limité a tomar drogas y mirar a la pared’
MÚSICA. El antiguo líder del mítico grupo de punk The Only Ones regresa tras más de dos décadas inactivo con How The West Was Won, un disco alegre y romántico
Por Lucía Lijtmaer EL MAÑANA/Especial
Ves a los ejecutivos de las discográficas y no se diferencian en nada del empleado de una sucursal bancaria. Eso mata la creatividad de todo músico”, .
Peter Perrett está vivo. Quizás esto sea lo realmente rotundo en el antiguo líder de The Only Ones, grupo mítico del punk londinense. Tras más de 20 años inactivo —en gran parte por una adicción a las drogas duras—, Perrett regresa con How The West Was Won, un disco alegre y romántico y la cara y el cuerpo del que ha transitado por todas partes y puede contarlo con rostro de calavera, la risa del superviviente y la excusa de que el perro se comió sus deberes. PREGUNTA. Un disco después de 10 años tras su última gira y más de 20 años sin componer. ¿Por qué? RESPUESTA. Soy muy vago. Alguien me tiene que dar una colleja para que vuelva a hacer lo que se supone que debería haber estado haciendo. El primer toque de atención fue un festival en 2014, y de ahí me dieron ganas de volver a hacer un álbum. P. Pero 20 años de parón son muchos años. R. Sí, exceptuando un par de años entre 1994 y 1996, desde que disolvimos The Only Ones en 1980 no había vuelto a actuar hasta 2007, cuando volvimos. Hicimos unos conciertos en España, pero era un acto nostálgico para los fans que no nos habían visto en 27 años, o que no nos habían visto jamás. No se trataba de una cuestión orgánica, sino una experiencia religiosa para contentar a los fans, algo parecido al cabaret. P. ¿Un cabaret nostálgico? R. Sí. Estuvo bien durante un par de años, pero no salía del corazón. En 2014 comenzó mi rehabilitación como músico profesional, con esos conciertos y después con el álbum. P. Resulta un disco muy sorprendente, muy optimista, juguetón. R. Sí, lo es. Me siento muy vivo cuando hago lo que me da más placer. Cuando no te pones en la posición de pasártelo bien, se te olvida cómo se siente. Mi fallo durante todos esos años fue vivir de manera inhumana. Sin ponerme nostálgico, creo que se trata del mejor disco que he hecho nunca, es un viaje emocional. Estoy orgulloso de la voz, de las letras, de todo. P. Es también muy romántico, está siempre dirigido a una persona. R. Sí, es mi mujer. Llevamos juntos 48 años, es una relación de proporciones épicas, por eso hay una canción que se llama ‘An Epic Story’. Cuando estás con alguien todo ese tiempo, la relación tiene que mejorar día a día; si no, no puedes sostenerla. No todo el mundo puede conocer a su alma gemela y pasar el resto de su vida con ella; yo sí. Por eso soy positivo, hay temas duros en el disco, pero siempre se tratan con humor negro.
Sin ponerme nostálgico, creo que es el mejor disco que he hecho nunca, es un viaje emocional. Estoy orgulloso de la voz, de las letras, de todo”, .
P. Otro tema, ‘Troika’, tiene su punto jocoso, como el resto del álbum. Parece una canción clásica política, pero trata el poliamor. R. Es una canción sobre mi vida previa a una relación monógama. El primer verso es de 1985 y tardé 31 años en acabarla. Es sobre mi pasado. No me gusta explicar mucho las letras porque las mejores canciones son ambiguas y multidimensionales. Pero digamos que la primera, segunda y tercera persona de mis letras son intercambiables incluso en la misma canción [ríe]. P. Su falta de actividad se ha debido, al menos en parte, a su relación con las drogas. ¿Qué le parece el cliché del rockero o el músico punk superviviente y drogadicto? R. No me gustan los estereotipos, ni las modas, ni las fórmulas, ni siquiera en las canciones. Si adopté alguno de esos estereotipos, lo hice mucho antes de ser músico. Eso de “sexo, drogas y rock and roll”… ya me había aburrido de la promiscuidad en la veintena, y mi historia con las drogas es anterior a la música. P. Usted ha hablado muy abiertamente de su consumo de drogas, también en sus canciones. ‘The Beast’, por ejemplo. R. Esa es uno de las pocos temas que trata de verdad las drogas. Es una advertencia sobre las drogas duras, esa parte que dice “pensé que nunca me pasaría”. También ‘Trouble In The World’, donde digo que todo el mundo piensa que es más fuerte que el resto. Ese es el problema, nadie es tan fuerte. Siempre supe que las drogas destruían la creatividad, de ahí mi ausencia durante décadas. En realidad es un tema muy aburrido incluso para hablarlo, porque no haces nada. Durante años me limité a sentarme a tomar drogas y mirar a la pared. No da para mucho tema de conversación. P. ‘The Beast’ es también una canción explícita sobre la droga krokodil, una advertencia a la gente más joven. R. Es que me impresiona lo que la gente joven hace para autodestruirse. ¡Contiene desinfectante industrial que hace que se te caiga la piel! La música es una manera mucho más segura y gratificante de escapar, además de creativa. P. The Only Ones fueron una influencia directa en grupos posteriores como Suede o The Libertines. Usted ha dicho que Suede le gustaba, al menos el primer disco, pero no tanto los Libertines, con los que colaboró. R. Me pillaron en un mal día cuando di esas declaraciones [ríe]. Mi hijo les conoce y toqué con ellos en su disco. No fue completamente desagradable, tuvo sus cosas buenas. P. ¿Qué opina de la revisión nostálgica constante del punk? R. Resulta raro, porque el punk era básicamente espontaneidad y caos. Me parece que los que lo crearon no pensaron que la gente estaría celebrándolo 40 años después. Recientemente fui a un acto de esos a los que no voy jamás, que conmemoraba el Roxy Club, y me encontré con gente a la que jamás veo. Fue divertido. Lástima que la música se haya convertido en una fórmula. P. ¿Por qué cree que perdura todavía? R. Malcolm McLaren y los Sex Pistols convirtieron la cultura en una zona cero. Todo tenía una atmósfera nueva y los periodistas musicales y las discográficas querían descubrirlos. Fue el mejor momento cultural del mundo para ser creativo porque todo resultaba mucho más fácil y el foco se ponía inmediatamente sobre ti, si querías. P. ¿Resulta mucho más difícil ahora? R. Sin duda. Ahora el mundo se divide entre el 1% y el resto del mundo, en lo económico y lo cultural. Ves a los ejecutivos de las discográficas y no se diferencian en nada del empleado de una sucursal bancaria, la música tiene que ver muy poco con su trabajo. Eso mata la creatividad de cualquier músico, independientemente de cuántos discos venda gente como Adele. En su momento fue muy divertido volar en Concorde a Río de Janeiro con The Only Ones, pero la riqueza no es algo que desee. Lo único que me preocupa es la seguridad financiera de mis hijos en un mundo tan abrasivo. No soy fan del neoliberalismo y esta austeridad que nos han vendido como solución cuando es evidente que se trata únicamente de avaricia. P. Usted dijo que el dinero y la fama son peligrosos por el poder que otorgan. ¿Se ha librado de esa sensación? R. Sin duda me he librado del dinero [ríe].