Por dicha razón, estas instalaciones están siguiendo las recomendaciones federales y estatales de suspender las visitas, lo que ha causado desilusión y frustración entre los familiares que esperaban regresar a la normalidad una vez los residentes estuviesen vacunados.
Tal es el caso de Jeannie Wells, quien esperaba que las visitas regulares se reanudaran en el asilo donde está su madre de 93 años en Nueva York.
Alrededor de la Semana Santa, su deseo se cumplió finalmente y ella pudo agarrar la mano de su madre, más de un año después de llevarla al lugar para rehabilitación por fracturas en una cadera y una rodilla.
Pero la reunión fue breve. Las visitas fueron suspendidas luego de seis semanas cuando un empleado dio positivo de coronavirus y Wells dijo que las visitas aún no han vuelto a la normalidad pese a que no ha habido brotes.
Las vacunas del COVID-19 han permitido que los hogares de ancianos en Estados Unidos consigan grades progresos desde los días aciagos de la pandemia, pero las instalaciones siguen sufriendo brotes aislados que mayormente son atribuidos a personal no vacunado. Los brotes y los consiguientes cierres han sacudido a familiares que estaban comenzando a disfrutar las visitas en persona por primera vez en un año.
Aunque los brotes en los hogares de ancianos son ahora mucho más pequeños, menos frecuentes y graves que en el momento álgido de la pandemia, continúa habiendo centenares de muertes cada semana atribuidas al coronavirus. De acuerdo con datos federales, 472 muertes en hogares de ancianos fueron relacionadas con el COVID-19 en las dos primeras semanas de mayo, comparado con 10.675 en las dos primeras semanas de enero.
“Existe la noción entre algunos de que las vacunas fueron administradas en las instituciones de cuidados a largo plazo, por lo que todo está bien, y ése sería un error peligroso”, dijo David Gifford, el principal funcionario médico de la Asociación Estadounidense de Atención Médica, una agrupación nacional de enfermeros y enfermeras, en una declaración reciente. “Los hogares de ancianos y las comunidades de residencia asistida tienen un flujo constante de residentes, ya sea provenientes de hospitales, y muchos de ellos no han sido vacunados aún”.