¿Peligra en EU la democracia?

Candados republicanos a la fluidez del voto democrático en varios estados

Dallas

Siete meses después de las elecciones, los partidarios de Donald Trump siguen haciendo recuentos de votos en el condado más grande de Arizona y podrían revivir un proyecto de ley que haría que a los jueces de Texas les resulte más fácil anular los resultados de una votación.

Mientras tanto, la legislatura estatal de Georgia, controlada por los republicanos, aprobó una ley que despeja el camino para nombrar una junta con facultades para reemplazar funcionarios electorales. Partidarios de Trump que insisten falsamente en que ganó las elecciones del año pasado se han postulado a altos cargos electorales en varios estados reñidos. Y después de que una turba trumpista tratara por la fuerza de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en el Congreso, los republicanos han bloqueado una investigación independiente de la insurrección, protegiendo a Trump de consecuencias mayores por su papel en el episodio.

Los activistas de organizaciones que velan por la democracia, los demócratas y otros sectores dicen que la insistencia de los republicanos en negar los resultados de las elecciones indica que están cada vez más abiertos a la idea de burlar las normas democráticas, sobre todo el respeto histórico de los resultados electorales incluso después de una campaña amarga. Esto plantea la posibilidad de que, si los republicanos recuperan el control del Congreso en las elecciones de mitad de término del año que viene, podrían negarse a certificar los resultados de elecciones futuras.

“Hay que enfrentar el hecho de que los republicanos —obviamente, con algunas excepciones— se han transformado en un partido autoritario”, afirmó Steven Levitsky, profesor de ciencias políticas de Harvard y coautor del libro “How Democracies Die” (Cómo mueren las democracias). “Es imposible sostener una democracia en un sistema de dos partidos cuando uno de los partidos no respeta las reglas del juego”.

Los republicanos ya dieron un adelanto de cómo podrían manejarse en el futuro. El 6 de enero, el día de la insurrección en el Capitolio, la mayoría de los representantes republicanos votaron a favor de desconocer las victorias de Biden en Arizona y Pensilvania. Biden de todos modos habría ganado el voto electoral sin esos estados, pero la actitud republicana reveló que estarían dispuestos a explotar un proceso de certificación legislativa considerado hasta ahora una formalidad.

Trump, por su parte, sigue insistiendo en las mentiras en torno a las elecciones e incluso dio credibilidad a una alocada teoría conspirativa según la cual todavía podría recuperar la presidencia en agosto, de acuerdo con un viejo aliado suyo que habló a condición de no ser identificado por estar comentando una conversación privada.

No hay mecanismos legales o constitucionales que permitan a Trump recuperar la presidencia. Solo una victoria en las elecciones del 2024. Su afirmación de que hubo irregularidades en las últimas elecciones ha sido desmentida por funcionarios nacionales y estatales, incluidos su propio secretario de justicia, tribunales y autoridades electorales republicanas.

Pero Levitsky y otros expertos señalan que hay varias lagunas en el sistema estadounidense que harían posible que un partido simplemente se niegue a permitir que un rival sea declarado ganador de una elección presidencial.

“Hoy estoy más alarmado que el 7 de enero”, dijo Edward Foley, profesor de derecho de la Universidad Estatal de Ohio que estudia las disputas electorales. “Da la impresión de que la conclusión (tras la toma del Congreso) no fue ‘esto no puede volver a suceder’ sino que la próxima vez hay que hacer las cosas mejor”.

De todos modos, incluso los detractores del expresidente y de la paranoia que generó con sus mentiras dicen que no hay que alarmarse tanto.

“Creo que se está exagerando un poco”, comentó Trey Grayson, un republicano que fue secretario de estado de Kentucky y que ha criticado duramente las falsedades de Trump.

Grayson, no obstante, dijo que otro elemento preocupante es que los procedimientos electorales han pasado a ser un tema político, igual que los impuestos y el aborto, y alientan las suspicacias en torno a los resultados de una votación. “Ambos bandos están incrementando su retórica para movilizar a sus bases”, expresó Grayson, aunque reconoció que “sin duda pasan más cosas feas de mi lado (entre los republicanos)”.

El sistema, a pesar de todo, resistió las maniobras de Trump y Biden fue confirmado como presidente. “La mayoría de las figuras con poder hicieron lo que había que hacer”, destacó Rick Hasen, experto en leyes electorales de la Universidad de California-Irvine.

Incluso algunos republicanos reconocieron la victoria de Biden.

Pero Hansen opina que “hay muchas señales alarmantes. Este es un momento muy peligroso para la democracia”.

Trump, por de pronto, trató de tomarse revancha de los republicanos que no apoyaron sus esfuerzos por desconocer los resultados de las elecciones, respaldando a otros candidatos en las internas republicanas.

Grayson dijo que el sistema electoral “tiene muchas garantías” que han funcionado durante más de 200 años, “pero ahora se están haciendo a un lado esas garantías y, si se repite lo del 2020, en que todo giró en torno a un estado, no tendremos esas garantías”.