CIUDAD DEL VATICANO
Once de los nuevos 13 cardenales se sentaron cerca del altar en la Basílica de San Pedro, donde la víspera Francisco les colocó el emblemático sombrero rojo que los categoriza como “príncipes” de la Iglesia.
Dos de los nuevos cardenales no pudieron viajar a Roma a causa de complicaciones de viaje provocadas por la pandemia de coronavirus. Los cardenales recién nombrados que llegaron al Vaticano portaron mascarillas y vestiduras púrpuras, mientras la Iglesia inicia la solemne temporada litúrgica del Adviento en el periodo previo a la Navidad.
En su homilía, Francisco criticó lo que llamó “un tipo peligroso de sueño: el sueño de la mediocridad”. Añadió que Jesús “detesta la tibieza sobre todas las cosas”.
Cualquiera de estos cardenales nuevos podría ser elegido en el futuro para dirigir alguno de los departamentos del Vaticano o incluso convertirse en el próximo papa. Los cardenales a menudo aconsejan a los papas y eligen al siguiente pontífice consultándose entre ellos y luego reuniéndose en un cónclave secreto para elegir a uno de ellos para liderar la Iglesia y a sus aproximadamente 1,3 mil millones de fieles católicos.
Francisco a menudo ha pedido que no haya clericalismo durante su papado y eligió hablar de eso en la homilía del domingo.
“Si nos esperan en el cielo, ¿por qué debemos estar atrapados en preocupaciones terrenales? ¿Por qué deberíamos estar ansiosos sobre el dinero, la fama, el éxito, todo lo cual desaparece?”, dijo el papa.
Desviándose de su texto preparado, añadió: “¿Por qué buscar padrinos para promover la carrera de uno?”.
En una de las ilustraciones más impactantes de los peligros del clericalismo, hace unas semanas se dio a conocer un reporte del Vaticano que concluyó que obispos, cardenales e incluso papas rechazaron o restaron importancia durante décadas a reportes de conducta sexual inapropiada por parte del clérigo estadounidense Theodore McCarrick.