Lima, Perú.
Lo hizo otra vez Cristian Grajales
Cruzó la meta con una bandera de Mexico, la que besó para luego saludar a los cientos de aficionados que le apoyaron en las orillas de la Playa Agua Dulce de Lima, en la que con un tiempo de una hora cincuenta minutos y 39 segundos, logró adjudicarse la medalla de oro del triatlón varonil de los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
El resultado obtenido por el atleta oriundo de Xalapa, Veracruz, lo coloca además como bicampeón Panamericano, tras el oro obtenido cuatro años atrás en Toronto 2015, y ahora apuntado a una medalla más en Lima 2019 el próximo lunes en el evento mixto.
Con poco más de treinta años el xalapeño se enfilará ahora a la parte cumbre del proceso clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, con la consigna de lograr lo antes posible su boleto y luego tratar de sacarse la espinita de Río 2016.
Grajales Valencia detuvo el cronómetro en una hora, cincuenta minutos y 39 segundos, superando al brasileño Messias Manoel por 16 segundos, y al argentino Luciano Franco que llegó 25 segundos más tarde y con ello le alcanzó para el bronce.
En la cuarta plaza se quedó el azteca Irving Adrián Pérez, que pese a su esfuerzo estuvo a nada de alcanzar el podio. De hecho cuando cruzó la meta rompió en llanto, y el rey Crisanto bajó a consolarlo.
La humildad de Grajales es tal que se detuvo con cada aficionado. No le importó retrasar la ceremonia de premiación. Él quería agradecer a los cientos de peruanos que corearon su nombre especialmente en la última vuelta de la carrera.
En las dos primeras pruebas (nado y bicicleta), el mexicano se mantuvo siempre con el pelotón de punteros, pero a partir de la última prueba (carrera) comenzaría a tomar distancia poco a poco.
Faltando dos vueltas para el final, Grajales y el brasileño Messias Manoel peleaban codo por codo. Pero una más tarde el mexicano ya habría impuesto su ritmo y le sacaba 50 metros a su más cercano de perseguidor. El oro era suyo.
Nada lo detuvo. En los metros finales recibió una bandera, y así cruzó la meta para besarla y comenzar el festejo con sus entrenadores, amigos y aficionados. Es el rey de América. El doble rey.