Los aliados de la OTAN acusaron a Rusia de engañar al mundo y de difundir “desinformación” al decir que algunas de sus tropas estaban regresando a sus bases, y dijeron que Moscú habría enviado a otros 7.000 efectivos cerca de su tensa frontera con Ucrania.
Ante el temor occidental a que Rusia esté preparando una invasión, las tensiones se dispararon también en la línea que separa a las fuerzas ucranianas de los rebeldes separatistas respaldados por Moscú en el este el país, donde los dos bandos se acusaron mutuamentente de intensos bombardeos.
Tras un puñado de señales positivas de Rusia que suavizaron las tensiones a principios de semana, el péndulo parecía oscilar nuevamente en la dirección opuesta. Con un estimado de más de 150.000 soldados cerca de Ucrania, el Kremlin propuso seguir buscando soluciones diplomáticas, una oferta celebrada por el jefe de la OTAN a pesar de él y otros han advertido que la alianza encabezada por Estados Unidos no ha visto todavía pruebas del repliegue militar anunciado por Moscú.
“Hemos visto lo contrario a algunas de esas declaraciones. Hemos visto un incremento de soldados en las últimas 48 horas, hasta 7.000”, afirmó el secretario de Defensa de Gran Bretaña, Ben Wallace, antes de una reunión de la alianza militar occidental en Bruselas.
Esto coincide con la información ofrecida en la víspera por un funcionario estadounidense.
El ministro británico de Fuerzas Armadas, James Heappey, llegó a calificar las declaraciones de Rusia acerca de sus tropas de “desinformación”.
Aunque Occidente advirtió que la amenaza de invasión sigue siendo alta, el ataque no se materializó el miércoles, como algunos sospechaban.
Moscú dijo varias veces esta semana que algunas de sus fuerzas se estaban retirando a las bases, pero no ofreció apenas detalles que permitiesen una evaluación independiente y los líderes occidentales sembrado de inmediato dudas sobre esas afirmaciones. El jueves, los aliados de la OTAN volvieron a desmentir las afirmaciones rusas y advirtieron que estaban preparados para responder a cualquier agresión.
“Las consecuencias de esta masiva acumulación — casi el 60% de las fuerzas de combate terrestres de Rusia en la frontera de una nación soberana — tendrán el efecto contrario”, apuntó Wallace.
“Nos lo tomamos muy en serio”, agregó. “Y vamos a enfrentar la amenaza que se está planteando”.
La alianza ha desplazado ya soldados y equipos militares a Europa del Este en una muestra de determinación que busca disuadir cualquier agresión rusa y subraya su intención de defender a sus miembros en la región en el improbable caso de que se conviertan en objetivos.
Estados Unidos empezó a desplegar 5.000 soldados en Polonia y Rumanía, y 8.500 más están a la espera. Gran Bretaña envió cientos de soldados a Polonia, y ofreció más buques y aviones de guerra, además de doblar su destacamento en Estonia. Alemania, Holanda y Noruega mandaron más efectivos a Lituania, mientras que Dinamarca y España movilizaron aviones para el control de la región del mar Báltico.
Mientras Ucrania se prepara para una posible invasión, las tensiones se dispararon en el conflictivo este del país, conocido como Donbas, donde los separatistas respaldados por Rusia combaten a las tropas de Kiev desde 2014.
Las autoridades separatistas de la región de Luhansk denunciaron un aumento de los bombardeos ucranianos a lo largo de la tensa línea de contacto, una acción que calificaron de “provocación a gran escala”. El funcionario separatista Rodion Miroshnik dijo que devolvieron el fuego.
Ucrania negó la denuncia y apuntó que los separatistas bombardearon a sus fuerzas, pero que éstas no respondieron. Se espera que una misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa ofrezca su valoración de la situación más tarde en el día.
Muchos en Occidente temen que las tensiones en el este puedan servir de pretexto a Rusia para cruzar la frontera, aunque no había indicios de que los últimos choques fuesen más graves que los que ocurren normalmente. Moscú, por su parte, mostró su preocupación porque las fuerzas ucranianas, animadas por Occidente, puedan lanzar un ataque para recuperar el control de las zonas rebeldes, algo que Kiev desmiente.
Rusia niega estar planeando una invasión pero dice que debe poder proteger sus intereses de seguridad. Quiere que Occidente no incluya a Ucrania ni a otras antiguas repúblicas soviéticas en la OTAN, y que la alianza suspenda el despliegue de armas cerca de las fronteras rusas y que retire a sus fuerzas de Europa del Este. Estados Unidos y sus aliados han rechazado estas demandas de forma rotunda pero se ofrecieron a abrir un diálogo con Moscú sobre las formas de reforzar la seguridad en Europa.
Se ha sugerido que Ucrania podría decidir abandonar sus esperanzas de entrar en la OTAN, que están recogidas en su Constitución, para salir de la crisis. Pero no está claro cómo ni si lo haría.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, señaló el jueves que algunos miembros de la OTAN no están a favor de su ingreso.
“No todos los miembros de la alianza quieren a Ucrania en la OTAN”, afirmó sin dar nombres. “No depende del pueblo ucraniano decidir cuándo estaremos allí, porque no solo depende de nosotros, 30 países deben llegar a un consenso sobre esa decisión”.
Aunque Rusia pareció tratar de rebajar las tensiones esta semana, los aliados mantuvieron que la amenaza de un posible ataque seguía siendo alta.
Maxar Technologies, una empresa comercial de imágenes satelitales que ha estado monitoreando los movimientos de los soldados rusos, reportó un aumento continuado de la actividad militar cerca de Ucrania, incluyendo un nuevo puente y un nuevo hospital de campaña en Bielorrusia. También reportó que algunas fuerzas abandonaron un campo aéreo en el país, un aliado del Kremlin, pero no estuvo claro cuál fue su destino.